
Con una peluca rubia, después de que le cortaron el pelo entre una turba, y ciertos gestos de nerviosismo ante la multitud de cámaras, la alcaldesa de Vinto, Patricia Arce, reapareció ayer miércoles para denunciar el "viacrucis" que pudo costarle la vida y que aún padece.
Su imagen mientras era empujada descalza por la calle durante kilómetros por una multitud enfurecida, para cortarle el pelo en público y rociarla de pintura roja dieron la vuelta a medio mundo.
Arce fue acusada de haber alentado el traslado de campesinos a favor de Morales, que derivó en un choque con otros grupos que dejó casi un centenar de heridos.
Consultada sobre las voces que calificaron lo sucedido como un "autoatentado", Patricia Arce descartó tajantemente esa acusación, arguyendo que algo así solo podría pasar por la cabeza de alguien que no "está normal".