Las graderías estaban vacías, silenciosas, y así se mantienen. Solo 11 hombres gritaron gol este viernes y todos fueron de la visita. Con anotación de Quintana, Guabirá le puso sentido al número 13 de la fecha de la Primera División del Fútbol Boliviano y derrotó a un Real Potosí que volvió al césped del “Víctor Agustín Ugarte” bajo el manto gris de un cielo nublado… y la derrota.
Sin testigos. Crimen perfecto. El lila no logró autorización para llevar público a su estadio así que su vergüenza solo fue presenciada por periodistas deportivos y personal de apoyo. Los pasapelotas habrían gritado el gol, si hubiera sido el suyo, pero no pudo ser. La cancha estuvo silenciosa hasta los ’70 minutos de juego, cuando Alejandro Gabriel Quintana superó la resistencia de Salvatierra y terminó de congelar las graderías. Gritaron los azucareros, los locales solo se mordieron los labios. Era el 0-1 que se arrastraría hasta el final del partido.
Era el castigo para un Real Potosí que solo hizo bien las cosas hasta el minuto ’20. Las jugadas que hilvanó hasta entonces no lograron inquietar lo suficiente al arquero de la visita, Saidt Mustafá, que vio perderse los ataques a su portería por lo menos cuatro veces por fuera de juego. Quizás por la falta de público, las faltas fueron la tónica de un partido gris por el clima y el resultado. El local cometió hasta 14 mientras que los azucareros acumularon nueve.
Aunque los lilas no lo usaron como excusa, el rendimiento de Real se vio afectado por las dos tarjetas rojas que el árbitro Charles Terrazas mostró a Nicolás Aguirre y Matías Mirabaje. Con nueve hombres, el partido dejó de ser juego y se convirtió en una tortura. Así, el gol de Quintana no fue una sorpresa.
El sentimiento que la derrota dejó en el león andino fue resumido por el volante Maximiliano Gómez: “Parece una frase hecha: no regales puntos de local, y hoy lo hicimos”.
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