
Con paciencia, usando su experiencia y midiendo los tiempos, pero sin bajar nunca la guardia, el español Rafael Nadal se abrió paso a los octavos de final del Abierto de Australia al derrotar al alemán de 19 años Alexander Zverev, por 4-6, 6-3, 6-7 (5), 6-3 y 6-2.
A pesar de sus 30 años, Nadal llegó más entero al quinto set, para ganar un partido que se le había puesto muy cuesta arriba, y en el que Zverev confirmó que tiene armas para ser el futuro rey del tenis, pero aún debe afilarlas más.
El gigante alemán de 1,98 metros, ataviado con tres collares al cuello y cinta roja en la frente, posee un saque descomunal y una derecha que ejecuta con su brazo de hierro de forma mortal, pero contra Nadal dejó entrever varios resquicios en su juego.
Inocentes fallos cuando dominaba la pista a su merced, algo de imprecisión en la volea, y falta de concentración cuando más se necesita si se llega a un quinto set: al comienzo, porque fue allí cuando su saque le abandonó. Esos fueron sus puntos flacos.