Aterrizó la Fórmula Uno en España y se vivió el primer cambió de guion que puso fin a la hegemonía de Mercedes, en un gran premio que coronó al holandés Max Verstappen (Red Bull) como el piloto más joven de la historia en ganar una carrera del Mundial.
Todo parecía que en el Gran Premio de España, quinta cita del Mundial, la supremacía de las balas plateadas seguiría sin discutirse. Más aún tras el doblete conseguido en la sesión de clasificación del sábado, en la que el británico Lewis Hamilton y el alemán Nico Rosberg se repartieron las dos plazas de la primera línea de salida.
Pero todo cambió y en el Circuito de Barcelona-Cataluña se vivió una carrera histórica y, sin ninguna duda, la más vibrante en lo que va de temporada.
A sus 18 años, siete meses y 15 días, Max Verstappen, que este fin de semana se estrenaba al volante de un Red Bull en lugar del ruso Daniil Kvyat, degradado a Toro Rosso, acalló las voces que cuestionaban la decisión de la escudería austríaca y se llevó, contra pronóstico, el Gran Premio de España.