La pintura impresiona a primera vista. No parece pintada en nuestro tiempo sino en el siglo que representa, el XV. A eso ayuda el vestuario de sus protagonistas y el ambiente recreado por el autor.
Es una mujer que espera, expectante, la reacción de un hombre que opera una balanza. Se trata de un mercader y, para graficarlo, el autor del cuadro deja ver, a través de la ventana, la calle de los mercaderes del Potosí colonial. Al fondo está el omnipresente Cerro Rico, por entonces picudo y soberbio.
Pero lo que llama la atención es la balanza. A la izquierda está un pedazo de papel doblado y a la derecha se ve varias monedas de plata, reales de a ocho que, pese a su peso, no logran superar el del dobladillo. En un primer diagnóstico, alguien dirá que el cuadro muestra que las palabras pesan más que el vil metal, pero no. Quien lo pintó está recreando una crónica que aparece en la “Historia de la Villa Imperial de Potosí…”, de Bartolomé Arsánz. Es la historia de Juana Riquelme, una mujer que, tras haber caído en desgracia, se vio sola y sin posibilidades de mantener a sus hijas, que ya estaban en edad de casarse, pero no tenían para la dote.
Doña Juana fue donde el mercader a pedir un pedazo de pan y este se lo negó. Luego, envió un papel, en el que solo estaba escrito su nombre, y mandó a decir que le dé una limosna similar al peso del dobladillo. El hombre aceptó, pero su sorpresa fue grande al ver que una moneda, dos, cuatro u ocho no pesaban más que el papel. Finalmente, hasta se agregó barras de plata a la balanza hasta completar la suma de 10.000 pesos, que recién niveló la balanza. El hombre debió pagar y doña Juana usó esa fortuna para la dote de sus hijas.
El cuadro fue nombrado “La fe escrita en un trozo de papel” porque, en efecto, Juana Riquelme se encomendó al Altísimo antes de escribir en él. Una pintura que aparece en la parte superior derecha del cuadro lo testimonia. Es la representación pictórica de la crónica, tan bien hecha que nadie dudó en darle el primer lugar de la Promoción 2022 de Artistas Emergentes convocada por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia.
Se trata de un programa válido para los nueve Departamentos y habrá seis ganadores en cada uno, así que se acopiará un total de 54 trabajos que luego pasarán a integrar el Museo Nacional de Arte.
“La fe escrita en un trozo de papel” fue pintada por Saulo Mariscal Bellido, que ganó el gran premio y, junto a los otros cinco ganadores, se suma a los artistas emergentes de Bolivia.
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