
El año 1825 fue clave para el territorio que hoy es Bolivia, puesto que fue cuando se fundó, y sus efectos inmediatos terminaron con él, puesto que una de las figuras clave de esos primeros momentos, Simón Bolívar, decidió dejar el país que llevaba su nombre.
Bolívar había llegado al Perú con el propósito de expulsar a los españoles y se encontró con la cuestión de Charcas, que no quería seguir dependiendo ni de Lima ni de Buenos Aires, así que fue hasta ese territorio y, en medio de grandes halagos y homenajes, aceptó la decisión que había tomado de declararse independiente y sobre él se constituya un nuevo país. Uno de los homenajes fue ponerle su nombre.
Bolívar permaneció aquí hasta fines de 1825. El 29 de diciembre emitió un decreto en el que señalaba que ”todas las facultades y autoridad que me han sido concedidas, respecto de las provincias del Alto Perú, por el poder legislativo de la República Peruana y las decretadas por la Asamblea General de estas provincias, quedan delegadas, desde hoy, en el Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre”. Eso significaba que estaba delegando el mando de este territorio a Sucre, e incluso se disponía que, ante la ausencia de este, le sucedería Andrés de Santa Cruz.
Hasta este momento no se hablaba de una "presidencia de Bolivia", porque el propio Bolívar sujetaba la ratificación del nuevo país a las decisiones del congreso peruano, así que muchos autores prefieren no llamar presidente a Bolívar. En ese marco, dicen que el primer presidente fue Sucre, a partir del momento en el que el congreso constituyente le otorgó ese título, mediante la Ley Reglamentaria Provisional del 19 de junio de 1826. Hasta antes de esa fecha, el mariscal de Ayacucho no usó el título de presidente y encabezaba su correspondencia oficial con títulos como "general en jefe del ejército libertador" y "encargado del supremo mando de Bolivia".
Aunque cumplía las funciones de presidente, y hasta se le daba ese tratamiento, Sucre esperó, primero, la decisión del congreso peruano, que fue emitida el 18 de mayo de 1826, y luego la del congreso boliviano, en una clara muestra de que respetaba la decisión de los ciudadanos. Por tanto, aunque ejerció el mando desde el 29 de diciembre de 1825, solo comenzó a llamarse presidente a partir del 19 de junio de 1826.
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