El Observatorio de Defensoras y Defensores de Derechos de Unitas cuestionó el accionar de las fuerzas policiales que ejerció este martes una fuerte represión mediante gases lacrimógenos y golpes a cocaleros y periodistas.
“El repetitivo accionar arbitrario y violento de los agentes policiales es una vulneración alarmante contra la integridad de los periodistas y de la población, que tiene el derecho a acceder a información para poder participar de manera adecuada en la dinámica democrática que debe regir en Bolivia”, señala parte del comunicado de Unitas.
Ayer, el conflicto entre miembros de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca) de los Yungas fue intervenido por la Policía que, en medio de ataques y agresiones, afectó y aprehendió a un periodista que cumplía con la labor de informar a la población sobre hechos de interés público.
“Las intervenciones de la Policía deben ser pacíficas y acomodarse a la vigencia y garantía de los derechos humanos. En este sentido, una represión solo está permitida bajo los parámetros de necesidad, proporcionalidad y legalidad”, dice Unitas.
Entre los afectados están el periodista Carlos Quisbert del periódico Página Siete que fue agredido, gasificado y detenido por la Policía durante su labor de cobertura. Fue enmanillado, subido a una patrulla y llevado a oficinas de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC).
Quisbert fue detenido en la zona de Villa Fátima, cerca de la clínica San Francisco de Asís, donde un grupo de miembros de Adepcoca se encontraba protestando por el secuestro y agresión física en contra del dirigente cocalero Armin Lluta.
El periodista registraba a un grupo de mujeres que se encontraban de rodillas en medio de la pista, cuando fue embestido por un efectivo de la policía en motocicleta, que minutos antes lo había increpado. Quisbert reaccionó a la agresión y al menos cuatro policías se le fueron encima con golpes y con gas lacrimógeno.
Fue detenido, enmanillado y subido a una camioneta donde nuevamente fue gasificado. Después, según cuenta, el subcomandante de la Policía ordenó que lo soltaran, pero pese a ello, lo volvieron a retener para llevarlo posteriormente a la FELCC, donde un policía –el de la moto- que dijo haber sido agredido por el comunicador, y tener dos días de baja médica, puso una denuncia en su contra.
Además del atropello y detención de Quisbert, en esta jornada, según un pronunciamiento de la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia, dos periodistas de una agencia internacional, Santiago Limachi y Sergio Limachi, resultaron afectados por la gasificación que sufrieron en las afueras de la Clínica San Francisco de Asís.
Según se observa en un video que circula en redes sociales, ambos trabajadores de la prensa resultaron afectados por la explosión de un artefacto y fueron auxiliados por sus colegas.
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