Meses de intensa campaña por parte de Kiev para que Washington levante a Ucrania la prohibición de utilizar misiles estadounidenses contra objetivos militares situados dentro de Rusia no han dado sus frutos y la Casa Blanca ha acabado apostando por una solución alternativa.
En el viaje que hizo este lunes a Kiev, el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, anunció dos paquetes adicionales de ayuda militar a Ucrania. El primero, de 400 millones de dólares, permitirá reforzar al Ejército ucraniano con munición, equipamiento militar y armamento.
Pero es el segundo el que supone una novedad en la política de asistencia militar de EE.UU. a Ucrania.
Inversión inédita en la industria militar
En su reunión con el presidente Volodímir Zelenski, Austin prometió una inversión inédita de 800 millones de dólares en la industria militar ucraniana para que Kiev pueda redoblar la producción de armamento de largo alcance con el que golpear a Rusia en lo más profundo de su retaguardia.
En una rueda de prensa celebrada este jueves durante su visita a Italia, Austin explicó que estas inversiones de EE.UU.
continuarán expandiéndose y se destinarán sobre todo a hacer aún más masiva la fabricación de drones por parte de Ucrania.
“Hemos visto que golpean con precisión objetivos que están situados a 400 kilómetros de la frontera e incluso más. Y pueden hacerlo a un coste muchísimo menor que el de un misil balístico”, dijo Austin haciendo mención a la efectividad mostrada por los drones de fabricación ucraniana, para explicar la conveniencia de priorizar los drones sobre los misiles.
El secretario de Defensa explicó que la idea es permitir que Ucrania logre una producción realmente masiva de estos drones.
Kiev alcanza con creciente frecuencia bases aéreas, depósitos de municiones y combustible y refinerías con drones desarrollados en Ucrania durante la guerra.
Objetivo: minar la superioridad aérea rusa y la logística
Zelenski y otros dirigentes ucranianos están convencidos de que la multiplicación de estos ataques, que supondría poder emplear también para estas operaciones el mejor armamento occidental que reciben, minaría de forma dramática la superioridad aérea rusa y la logística enemiga y permitiría dar un vuelco a la situación en el frente, donde Ucrania pierde terreno a diario desde hace un año.
Austin dio a entender que con la apuesta por invertir en la producción masiva de estos drones por parte de Ucrania queda descartado permitir el uso de misiles estadounidenses contra territorio ruso.
“Creo que esto responde, cubre, las necesidades que tendrán no sólo ahora sino también en el futuro”, remachó el jefe del Pentágono, que insistió en que los drones ucranianos pueden alcanzar objetivos a distancias mayores que los misiles ATACMS estadounidenses que Ucrania sí puede utilizar contra blancos situados en sus territorios ocupados por Rusia.
“Como hemos dicho tantas veces, el alcance de un ATACMS es 300 kilómetros. Ellos (los ucranianos) están golpeando con precisión objetivos que están a más de 400 kilómetros”, dijo Austin dando por zanjada la cuestión.
Una solución en un plazo más largo
Según un estudio publicado en agosto por el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) de Washington, 245 objetivos militares rusos estaban en ese momento dentro del radio de alcance de los ATACMS.
Su destrucción con estos misiles o un hipotético repliegue de los recursos móviles a una mayor distancia del territorio ucraniano tendrían, según el ISW, un impacto inmediato sobre la logística rusa.
Uno de los problemas que plantea la apuesta por financiar la fabricación de drones en Ucrania en vez de permitir el uso de ATACMS contra objetivos en Rusia es el factor tiempo.
Plan de la Victoria de Zelenski
La exigencia ucraniana de poder usar ATACMS -y otros misiles en su dotación como los SCALP/T franceses y los Storm Shadow británicos- es parte del llamado Plan de la Victoria del presidente Zelenski, una serie de demandas urgentes a sus aliados que tienen como meta reforzar al bando ucraniano en el frente para forzar a Rusia a sentarse a negociar cuanto antes una paz aceptable para Kiev.
El uso de misiles occidentales podría hacerse efectivo inmediatamente y aliviar enseguida la presión sobre las ciudades y las posiciones ucranianas en el frente, mientras que la masificación de la producción que han de traer las inversiones de EE.UU. producirán resultados en un plazo más largo.
Pese a los argumentos de la Administración Biden para explicar su negativa a levantar la restricción, cada ataque mortífero ruso es recibido en Ucrania con reproches y frustración por el miedo de los aliados occidentales a las amenazas de represalias rusas, que, a su juicio, obliga a los ucranianos a defenderse con una mano atada a la espalda.
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