
Ni Birmania ni Afganistán subirán a la tribuna de oradores de la Asamblea General de Naciones, que este lunes concluye sus trabajos en una sesión que habrá atraído a Nueva York a un centenar de dirigentes mundiales y a decenas de ministros pese al riesgo del covid-19.
En el programa inicial de la ONU, el debate general iba a concluir con Birmania, Guinea y Afganistán.
El embajador de Afganistán, Ghulam Isaczai, designado por el ejecutivo del presidente depuesto Ashraf Ghani, se retiró en el último minuto de la lista de oradores. Y la solicitud del nuevo gobierno talibán para que su embajador designado pudiera tomar la palabra en la tribuna, llegó demasiado tarde.
Por Conakry, donde una junta militar ha asumido el poder, deberá a hablar el embajador ante la ONU designado por el ejecutivo depuesto, Aly Diane, pero en el caso de Birmania, hubo "un acuerdo entre Estados Unidos, Rusia y China" para que el representante birmano del gobierno depuesto, Kyaw Moe Tun, no intervenga, dijo confidencialmente el embajador de una de estas tres potencias.
"Perfil bajo", confirmó a la AFP Kyaw Moe Tun, blanco reciente de un presunto complot para que dimita de su cargo, incluso por la fuerza.
Desde el golpe de Estado militar del 1 de febrero, este embajador designado por la dirigente birmana depuesta Aung San Suu Kyi conservó su puesto ante la ONU, con el apoyo de la comunidad internacional. En mayo, la junta designó a un exmilitar para reemplazarlo pero no ha recibido el visto bueno de la ONU.
Su nombramiento, al igual que el de un nuevo representante del régimen talibán en Afganistán, está en estudio en una comisión de la ONU que está integrada por Estados Unidos, Rusia y China. En caso de que no hubiera consenso, como es la regla en el sistema, "habrá una votación", precisa un responsable de la organización.
Este lunes está previsto el discurso del canciller de Nicaragua en la tribuna de la ONU, en representación del presidente Daniel Ortega, en un contexto de preocupación internacional por la persecución contra la oposición de cara a elecciones del 7 de noviembre.
- Cierta normalidad -
Tras la sesión telemática del pasado año de la Asamblea General, la de éste ha sido semipresencial. Cerca de un centenar de delegaciones llegaron a Nueva York aunque con restricciones para evitar que el foro multilateral fuera un nuevo foco de covid-19.
Hasta el momento, solo se han informado de cuatro casos en la delegación brasileña, al frente de la cual estuvo el presidente Jair Bolsonaro. El mandatario ha repetido que será el "último" brasileño en vacunarse, pese a que su esposa aprovechó su presencia en Nueva York para recibir la primera dosis.
Pero en realidad se desconoce si hubo más casos.
Pese a que la alcaldía de Nueva York anunció unos días antes que iba a exigir el certificado de vacunación para acceder a las instalaciones de la ONU, el laxismo predominó en el recinto internacional. Nadie estaba obligado a informar si era positivo, ni tener que realizar un test de diagnóstico ni mostrar el pase sanitario.
No obstante, las restricciones de la ONU fueron disuasivas. El primer día de debates, solo 1.929 personas entraron al recinto frente a las 26.000 de 2019, según la organización.
- Ausencias -
Entre las ausencias más notables este año, estuvo la del presidente francés Emmanuel Macron, que estuvo representado por el jefe de la diplomacia. Jean-Yves Le Drian tiene previsto hablar este lunes, aunque por vídeo pese a que estuvo físicamente presente en la ONU durante cinco días.
"Es raro que uno de los cinco miembros del Consejo de Seguridad intervenga el último día", dice un diplomático europeo. "Es sorprendente, nunca había visto nada igual", dice otro embajador miembro del Consejo de Seguridad. Enigmática, Francia se ha limitado a evocar las condiciones sanitarias.
Tampoco estuvieron presentes el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ni el cubano Miguel Díaz-Canel ni el argentino Alberto Fernández que enviaron sus discursos grabados en vídeo. Otra ausencia notable fue la del mexicano Andrés Manuel López Obrador que estuvo representado por su canciller.
La actividad en bambalinas fue frenética. A los cerca de 200 de discursos se suman los centenares de reuniones bilaterales organizadas.
Como no podía entrar en la sede como el resto de las ONG para evitar la aglomeración, el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer, multiplicó las entrevistas improvisadas con dirigentes del mundo en ... las veredas que rodean la ONU.
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