
Betis y Espanyol se juegan hoy el pase a las semifinales de la Copa del Rey en el “Benito Villamarín” en una vuelta de los cuartos con muchas urgencias para los béticos, por la obligación autoimpuesta de jugar la final, y para los pericos por ser hoy por hoy tabla de salvación a su mala situación liguera.
La designación del “Villamarín” como sede de la final de la Copa, unida a los altibajos en Liga del juego de los de Quique Setién, hace que afronten el duelo ante los españolistas con el imperativo de hacer valer el empate a uno de la ida en Cornellá y, además, de convencer a la fiel hinchada verdiblanca que llenará el coliseo.
Enfrente, tendrá a un conjunto albiazul que se agarra a la Copa del Rey como tabla de salvación de una temporada en la que los de Joan Francesc Ferrer han alternado momentos de buen juego con una racha de malos resultados que los tiene situados a tres puntos de los puestos de descenso.