River Plate, con un gol del colombiano Juan Fernando Quintero en la prórroga y otro de Pity Martínez en el último instante, cuando Boca ya jugaba con nueve hombres por la expulsión de Wilmar Barrios y por la lesión de Fernando Gago con todos los cambios efectuados, se impuso en la final de la Copa Libertadores por 3-1, logró el título más ansiado y tocó el cielo en Madrid, desde donde partirá hacia el Mundial de clubes para completar un ciclo mágico.
En un partido con poco fútbol, que ni de lejos se acercó al trepidante juego de la ida, River tuvo el carácter para levantar un gol en contra que no supo resguardar Boca, quien se quedó sin recursos tras la expulsión. Todo se decidió por un golpe de clase de Quintero, el proyecto de gran estrella que nunca alcanza la regularidad necesaria pero que es capaz de conducir a su equipo a la conquista de cualquier título.
Y es que, impresionados por el escenario, la trascendencia del duelo o el cambio de temperatura, River y Boca tardaron más de media hora en ofrecer algo más que disputas entre rivales, pierna fuerte y balonazos.
En ese escenario, se mueve mejor el conjunto de Guillermo Barros Schelotto, que como en la ida, aprovechó la mejor ocasión al borde del descanso. Fue un pase en profundidad de Nahitán Nandez que no llegó a despejar Javier Pinola y Benedetto -convertido en héroe desde las semifinales- transformó en gol, tras regatear a Maidana y ejecutar a la perfección sobre el achique de Franco Armani (m.44).