San Marcos,en el comienza su evangelio y en la serie de parábolas,resalta con fuerza la prioridad de la actividad doctrinal de Cristo sobre cualquier otra bendita y santa actividad del Mesías.
PRIORIDAD SOBRE LOS MILAGROS. Los milagros no son sino un apoyo para su doctrina. San Marcos hace resaltar siempre el silencio que Cristo impone en sus milagros. No le interesa la fama de un Mesías taumaturgo, persona que obra prodigios. Le interesa ser reconocido como el único Maestro.
PRIORIDAD SOBRE LA CARIDAD. Le buscan los enfermos y contesta Cristo: "Vayamos a predicar a otros pueblos y ciudades pues para eso he sido enviadol (Le 4,43) Cristo no ha dejado en su Iglesia una oficina de hacer milagros ni ha estable= cido un secretariado de caridad. Ha dejado un Magisterio que asegura la veracidad y continuidad de su Palabra, Y luego una pregunta o preguntas. ¿Tendrá cada uno derecho a creer lo que quiera? ¿Podrá cada cual elegirse libremente su religión? La Iglesia de hoy, como la de siempre, dice que no(Cfr.Vaticano II. Lib.rel.n.l). 1 aceptada esta revelación de Dios,¿seguirá cada cual teniendo derecho a interpretar esta predicación conforme a sus propias luces o sus propias pasiones? ¿No tendremos todos,cada uno en su puesto, la obligación de predicar? (Cfr.Rom 10). ¡Áy de mí si no predicaba el Evangelio !" ( 1 Cor 9,16). El texto del Evangelio pone el acento sobre la grandeza de lo pequeño y una llamada a la confianza. Un pequeño principio acaba en un gran fin. Una llamada sobre todo a la humildad. La parábola de la semilla destaca la acción callada y eficaz de Dios. El hombre tiene menos importancia.El hombre duerme de noche; la semilla germina y va creciendo sin que el hombre sepa cómo. El misterio de] progreso religioso no reside en el ruido que el hombre hace sino en el abandono que de si mismo hace el hombre a Dios. El hacer del hombre es dejar hacer a Dios: como el hacer del enfermo es dejar hacer al módico. No es que no sean necesarias nuestras obras, pero no son las obras las que producen la Gracia; es la Gracia la que producen las obras. Dice San Pablo: "No vale el que planta ni el que riega sino el que hace crecer la planta que es Dios" (l Cor. 3,7). Al Señor no le agradan demasiado las devociones bullangueras; a Dios le gusta lo puequeño (prof.Ezeq.c.l7) y humilde(primera lectura del día. Como conclusión podemos recordar que lo que agrada más a Dios es lo sencillo y humilde.