Uncía y Llallagua, ambos en la provincia Rafael Bustillos del departamento de Potosí, son dos ciudades que comparten una misma historia basada en la minería y el apogeo del estaño. Son testigos mudos de la explotación estannífera desmedida del siglo XX cuyas minas aún son explotadas por cooperativistas pero los ingenios mineros, campamentos, pulperías, teatros y demás construcciones sufren un abandono en el que el tiempo les pasa factura, pero pueden proyectarse a ser parte de una ruta turística.
Cuando el español Juan del Valle llegó en 1557 al sitio donde hoy se encuentra Uncía, contagiado por el entusiasmo emprendedor de encontrar un yacimiento de plata parecido al Cerro Rico de Potosí, inició labores de exploración en la Cordillera de Espíritu Santo abriendo un socavón en cuyo interior sólo encontró estaño, un mineral que no tenía valor alguno en el siglo XVI, por lo que decidió llamar al lugar como Uncía, que en latín significa “ínfimo valor”. Tres siglos después, en 1892, Simón Iturri Patiño realizaba el descubrimiento más grande de la minería post republicana que cambiaría su propia historia y la de nuestro país, convirtiéndose en uno de los hombres más poderosos e influyentes de su época. Junto a Carlos Víctor Aramayo y Mauricio Hochschild, de origen alemán, fueron conocidos como los “Barones del Estaño”, los tres personajes tuvieron mucha influencia política en Bolivia hasta la Revolución del 1952, año en el que se nacionalizaron las empresas mineras.
La vasta historiografía minera que encierra a las poblaciones de Siglo XX, Catavi, Llallagua, Uncía y el barrio de Miraflores permite plantear un producto turístico involucrando a ambos municipios: es la denominada “Ruta del Rey del Estaño” que muestra los hechos históricos de las empresas mineras de estaño, a fines del siglo XIX, como la “Empresa Minera Uncía de John B. Minchin” y “La Salvadora” de Patiño, ubicados en Uncía, integran un amplio patrimonio en la región. Patiño logrará comprar a Minchin, ampliando su cobertura empresarial, además de la “Compañía Estañífera Llallagua”, una empresa chilena que ingresó al país en 1906, completan los complejos mineros de los que en la posteridad Patiño también logrará obtener todas las acciones en julio de 1924. Para ese año, él fue el único propietario de las minas de Uncía y Llallagua. Con ambos yacimientos constituidos como parte de su propiedad, formó la “Empresa Patiño Mines & Enterprises Consolidated Incorporated”, adquiriendo además el Ferrocarril Machacamarca – Uncía.
Uncía tiene la dicha de contar con uno de los palacios en las que habitó Patiño junto a su familia, una construcción de arquitectura ecléctica, neoclásica con una torre de tres plantas. El lujoso inmueble además de los campamentos para trabajadores mineros, ingenios, andariveles, locomotoras y la Planta Diésel, permitió un crecimiento desmedido de esa ciudad a inicios del siglo XX, siendo la más próspera del norte potosino. El año de 1921, el número de la población ascendió a más de 40 mil habientes.
A partir de la creación de la minera Patiño Mines en 1924, todo el barrio de Miraflores de Uncía fue desmantelado y sus dependencias fueron trasladadas a Catavi, en Llallagua. Lo mismo sucedió con los andariveles que se reinstalaron en Siglo XX, la gerencia, la administración y el hospital fueron removidos debido a que Patiño consolidó nuevas viviendas para los trabajadores y fueron emplazados en Siglo XX, Catavi y Cancañiri.
Siglo XX fue un campamento de trabajadores mineros mientras que Catavi fue el área de manejo administrativo, una ciudadela en la que habitaron trabajadores extranjeros; de hecho, la oficina gerencial es la más lujosa: ahí se encuentra la pulpería y el Teatro Simón I. Patiño, un inmueble que en su momento fue el sitio donde se estrenaban los films del momento, en Siglo XX también están dos teatros: el de los Trabajadores Mineros y el 31 de Octubre. Cada rincón de estos campamentos tiene una historia que contar, como esos amplios pampones cerca de Catavi en la que se jugaba golf, un deporte europeo popular entre los trabajadores foráneos.
Uncía se encuentra a 320 Km y Llallagua a 327 Km de distancia de la ciudad de Potosí. Si se desea llegar a ambas ciudades, se recomienda tomar el tramo que une a las poblaciones de Ventilla, cruce Macha, Pocoata, Chuquiuta hasta arribar a Uncía y Llallagua. El trayecto se encuentra asfaltado, a excepción de un recorrido de 8 km entre Ventilla y cruce Ventilla que se encuentra en plena construcción; el tramo carretero denominado diagonal Jaime Mendoza otorga una gran facilidad para llegar al norte potosino.
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