El Colegio Nacional Pichincha sorprendió a mediados de semana por haber cubierto los "testigos" que fueron dejados en dos partes de su muro lateral, colindante con la calle Junín, con el propósito de que se vea cómo eran las paredes del antiguo hospital real de la Vera Cruz.
La apariencia antigua del edificio quedó al descubierto cuando se ejecutaba el proyecto de construcción del museo de criptas de la calle Junín. Por el lado del Pichincha se encontró arcos subterráneos que confirman que esa edificación tenía subsuelo. Por el lado de la catedral se encontró respiraderos para el subsuelo. Cuando se reportó estos hallazgos, los encargados de la obra dijeron que dejarían "testigos"; es decir, espacios a la vista del público para que se vea lo encontrado. Sin embargo, cuando se entregó la obra, se confirmó que los arcos subterráneos del Pichincha, que pudieron ser parte del hospital de la Vera Cruz o del posterior convento de Belén, habían sido cubiertos.
Los "testigos" del muro estaban a la vista de todos y dejaban ver arcos de ladrillo. Son estos los que fueron tapados y, según dijo el director del colegio, Eloy Alzu, es por evitar que la humedad, y la carencia de canaleta de desaguë pluvial, dañen la estructura. Aseguró que las obras fueron coordinadas con la alcaldía en reuniones en las que participaron tanto el alcalde, Jhonny Llally, como el ahora ex director de Patrimonio, Saúl Gomez.
El edificio del Pichincha fue uno de los primeros en levantarse en la colonia temprana. Primero fue hospital y, después, convento de los betlemitas. En 1826, Antonio José de Sucre fundó el colegio de ciencias y artes al que le puso el nombre de Pichincha en alusión a la batalla que ganó para liberar el territorio que hoy es Ecuador.
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