Al grito de "¡Allahu Akbar! (¡Dios es grande!)" y con guiños al grupo yihadista Estado Islámico (EI), ayer fueron condenados a la horca siete acusados de participar en 2016 en el ataque a un restaurante en Dacca en el que murieron, en su mayoría a machetazos, 22 personas, 17 de ellas extranjeras.
El Tribunal Especial Antiterrorista, que absolvió a uno de los acusados por falta de pruebas, consideró a los otros siete culpables de asesinato por participar en la preparación del peor ataque terrorista en Bangladesh.
Los cinco autores materiales habían sido ya abatidos por las fuerzas de seguridad en la toma del local.
La defensa informó que apelará la sentencia, mientras que la fiscalía estudiará si hacer lo propio en relación al acusado absuelto.