
La Francia de Kylian Mbappé dio un gran paso en la búsqueda del segundo título mundial consecutivo al clasificar a la final de la Copa del Mundo de Qatar ayer, tras vencer a Marruecos (2-0), el combativo equipo revelación del torneo.
Los “Bleus” abrieron rápido el cerrojo marroquí, que no sucumbió ante los ataques de Croacia, Bélgica, España y Portugal. Pero ni la tranquilidad de un gol de camerino hizo que el camino fuera fácil.
Hernández fue el autor del segundo tanto que los “Leones del Atlas” encajaron en la Copa al aprovechar que un disparo previo de Mbappé se desvió en un zaguero y la pelota le quedó servida para rematar entre Yassine Bounou y el palo derecho, cuando se juega el minuto 5.
Francia supo explotar las bandas de los africanos, que iniciaron el juego con tres centrales, una figura táctica que se desarmó muy rápido por cuenta de una aparente lesión muscular del capitán Romain Saiss (20’).
Contrario a lo esperado, Marruecos fue el dueño del balón y Francia se decantó por contragolpear, aprovechando los espacios que dejaban los africanos en su lucha por empatar.
Olivier Giroud estuvo cerca de ampliar la cuenta en dos acciones de zurda: la primera impactó el poste, y la segunda, ligeramente desviada, fue el resultado de una acción previa en la que El-Yamiq rechazó, a centímetros de la línea del arco, un tiro de Mbappé.
Aunque se esperaba más protagonismo de su parte, los campeones defensores, silbados cada vez que tocaban el balón por la marea roja marroquí, fueron pragmáticos y equilibrados, evitando ser sorprendidos por algún latigazo de Hakim Ziyech y Youssef En-Nesyri.
Francia no resintió la baja por enfermedad del volante Adrien Rabiot, partícipe de los otros cinco juegos y reemplazado por Youssouf Fofana.
Con o sin él, la apuesta de Deschamps para proteger su zaga fue cederle la iniciativa a un equipo que se caracteriza por contragolpear, y que sin embargo siguió llevando peligro a Lloris.
Pese a que la acción estuvo por lo general lejos de su área de preferencia, Mbappé y Ousmane Dembelé, guiados por el cerebral y sacrificado Antoine Griezmann, fueron incisivos siempre que desplegaron su velocidad y desequilibrio.
De esa forma, sepultaron cualquier aspiración de remontada cuando Aurelien Tchouaméni robó en la salida marroquí y descolgó en el “10”, quien pese a estar rodeado de cuatro hombres se dio maneras de dejar a Kolo Muani, que acababa de entrar en el partido en lugar de Dembelé, con el arco vacío.
Los “Bleus” de Didier Deschamps ahora se darán cita con la Argentina de Lionel Messi el domingo en el estadio de Lusail, en la que será su cuarta final de un Mundial, luego de las de Francia 1998, Alemania 2006 y Rusia 2018.