
El suizo Roger Federer pisó ayer la tierra batida de Roland Garros para entrenarse, cuatro años después de su última participación en el Grand Slam de París, que comenzará el domingo 26.
El helvético, número tres del mundo, peloteó durante casi dos horas con el argentino Diego Schwartzman en la pista central del complejo, pocos días después de haberse visto obligado a renunciar a la disputa de los cuartos de final del torneo de Roma por problemas en la pierna derecha.
Federer no lució ningún vendaje en esa zona del cuerpo, que se lesionó al resbalar en una línea durante el torneo.
Ganador en París en 2009, el tenista de 37 años, no había disputado ningún torneo sobre tierra batida en las tres últimas temporadas, antes de regresar a esa superficie en la presente hace dos semanas en Madrid.