Argentina y Rusia inauguraron ayer el renovado estadio "Luzhnikí" en un partido en el que la Albiceleste ganó por 0-1 con gol de Sergio "Kun" Agüero en la postrimerías del encuentro, pero dejó muchas dudas de cara al Mundial.
El sufrimiento de las eliminatorias sudamericanas ya es historia, pero la selección argentina no parece haber superado el trauma de verse en peligro de perderse la Copa, ya que el juego demostrado no es propio de un equipo que aspira a levantar el trofeo.
No fue un gran partido, pero sirvió para convencerse de que el Luzhnikí, que conserva la vieja fachada del histórico estadio Lenin, es el escenario ideal para el partido inaugural y la final de la Copa Mundial.
Casi 80.000 espectadores acudieron a la cita, en su mayoría para ver en directo al barcelonista Leo Messi.
Agüero, que volvió a la selección tras convertirse en el máximo goleador histórico del Manchester City, pareció despertar en la segunda parte y fue el jugador que armó casi todas las jugadas de gol.