
Había firmado un partido sin brillo el alemán Toni Kroos, que salió al rescate del Real Madrid con un disparo repleto de calidad de diestra desde la frontal, a nueve minutos del final, para dar el triunfo a su equipo ante un buen Celta de Vigo (2-1), que acarició puntuar con una mejora de imagen.
El intenso calor marcó el duelo del Santiago Bernabéu. Los 32 grados provocaron un excesivo castigo al esfuerzo en un Real Madrid que quería confirmar las buenas sensaciones de su inicio de temporada y un Celta que deseaba modificar la imagen dejada en Balaídos, sorprendido por el Leganés.
Lo tuvo cerca, el orden que impuso Berizzo en su equipo sobre el terreno de juego, logró atascar en el primer acto a un Real Madrid que jugó al pie, no encontró espacios salvo cuando corrió al contragolpe con Marcelo como abanderado y el peligro que generó llegó con Luka Modric que estaba de vuelta al once.
En el segundo tiempo Morata se reivindicó con su primer tanto oficial tras su regreso.
Cuando más merecía el gol, el Real Madrid llegó un castigo inesperado. Apareció Guidetti en el balcón del área para dejar el esférico a Orellana quien no anotó su gol.
Ya no quedaban más opciones para el Real Madrid que volcarse por el gol. Comenzó liándose a pedir penaltis sobre James y Marcelo, y el Celta perdonaba en una contra llevada por Pape con superioridad tres contra dos. El castigo no se hizo esperar, Bale avisó con un nuevo cabezazo y a nueve del final Kroos se disfrazó de salvador con un disparo repleto de calidad que dio el triunfo. El Celta murió de pie buscando hasta el último segundo un empate.