Cultura

Pedro Blanco: Deseo de un mañana que no llegará

Vida de un presidente con ideas que no llegaron a la luz.

Pedro Blanco: Deseo de un mañana que no llegará
Húsares de Junín

  Por: Carlos David Martínez Fanola

 

 

Las sombras avanzas lentamente, para llevarme en una noche fría donde mi grito es una desatención. No puedo gritar porque en mi pecho guardo los deseos de mi patria; no puedo gritar porque son deseos de mis compatriotas. No puedo gritar porque el mundo me ha encargado una misión. Las sombras se acercan aún más; el frío me sirve de abrigo, en esta noche donde no volver jamás; una noche tan fría y solitaria, que se convertirá en mi cobijo. Cálido y hermoso, sabiendo que todo pronto terminará.

 

 

El realista enamorado

Pedro Blanco Soto, nació en Cochabamba el 19 de octubre de 1795, que, a la edad de 17 años, sentó plaza, en calidad de alférez, en el “regimiento Chumbavileas”, comandado por el coronel Jorge Ballivián. Participó en la “batalla de Vilcapugio” -1 de octubre de 1813-, donde obtuvo el grado de teniente; combatió en “Ayohuma”; obtendría el rango de Capitán en la “batalla de Viluma” por lo que, bajo órdenes del coronel Guillermo Marquiegui, realizaría una campaña en Salta, comandando el “regimiento Dragones americanos”. Sería en la “Batalla de Torata” -19 de enero de 1823- donde ganaría el elogio del mismísimo general Valdés, pues: se batieron contra el ejército de San Martín, comandado por el general Alvarado, donde el ejército patriota emprendió una retirada que sería complicada, debido a la participación de Blanco, junto con treinta y siete cazadores a caballo, sostuvo el ataque de dos mil hombres, comandados por el coronel Martínez, quien fallecería en el combate. Tal hazaña hizo que el general del ejército realista, elogiara, recomendara al general en jefe y virrey, entregándole una espada como obsequio por su valor. Tras la batalla recibiría el grado de teniente coronel por Canterac.1

La carrera militar de Blanco iba escalando por su tenacidad y valor, puesto que había ganado un gran prestigio en el ejército realista, pero llegaría a su fin, debido a que días después de la “Batalla de Torata”, Blanco se pasaría al ejército patriota. Dejando su rango de teniente coronel y empezando, incluso con más valor y entusiasmo, alcanzando a ser el segundo jefe del “escuadrón de Húasares”, comandado por el coronel Federico Brandsen. Con el pasar del tiempo ganaría renombre en las filas patriotas, combatiendo junto a otros ex realistas, bajo las órdenes del Andrés de Santa Cruz (“Batalla de Zepita”), en el 2do. escuadrón de Brandsen, comandado por Agustín Gamarra, combatiendo contra Valdés, junto, a su vez, con José Miguel Lanza, que con éste marcharía a Cochabamba, donde se uniría, en matrimonio, con Ana Ferrufino. Posteriormente, se enfrentaría a Olañeta, siendo una derrota que obligaría al ejército independiente a retirarse al Perú -menos Lanza que se quedó a combatir- donde permaneció hasta reunirse con el libertador Bolívar. Participó en la “Batalla de Junín” como teniente coronel, junto a Isidoro Suarez y José Olavarria; con el apoyo dado a las tropas patriotas lograría recibir el título de “Húasares de Junín”. Comandado por el general Miller los “Húasares de Junín” participaría en la “Batalla de Ayacucho”, donde resultaría herido y ascendido a coronel.2

“Jeneral, muero, pero tengo la satisfacción de sellar con mi sangre la libertad de mi patria”

-Palabras de Blanco al general José de La Mar, tras la batalla de Ayacucho-

 

 

Batalla de Vilcapugio

 

 

Un patriota abandonado

La batalla de Tumusla daría la independencia a Bolivia, pues el Mariscal Sucre había emitido el 9 de febrero el decreto que daría la oportunidad al Alto Perú el elegir su destino. El 6 de agosto, nació Bolivia y seria gobernada, en un principio, por el libertador Bolívar hasta su retirada y sucesión al segundo presidente Sucre 1826-1828.

En ese lapso, el coronel Blanco se encontraba en recuperación de su herida recibida en la batalla de Ayacucho. En la administración de Sucre, Blanco estuvo al mando del primer cuerpo de caballería, comandado por el coronel Arraya, quien renunciaría, al igual lo haría Blanco -por presiones- retirándose a vivir en paz a Cochabamba, hasta finales de 1826. Por orden de Sucre, fue enviado a Tarija, para formar un regimiento de caballería -debido a su experiencia a caballo- sobre el escuadrón de Burdett O’Connor. En Tarija estaría desde 1826 hasta 1828, entrenando al nuevo cuerpo de caballería; en su estancia en Tarija adquiriría un pensamiento ajeno a la administración de Sucre y el anhelo de que el presidente regresase a Colombia.3

Los sucesos del 18 de abril de 1828 -levantamiento en Chuquisaca- llegarían a oídos de Blanco, mandando apoyo a Sucre, enviando una compañía de caballería, al mando del capitán Luis Castro; además, envió una carta, con fecha 25 de abril, al ministro de guerra y a Sucre, expresando su indignación contra los amotinados.3 Cabe mencionar que, según Iturricha, Blanco apoyaba el levantamiento del 18 de abril, pues ocultaba sus verdaderas intenciones con los logros de otros -coronel López- que con la llegada de Gamarra, Blanco realizaría acciones que conseguirían la confianza de Gamarra; pero, a su vez los hijos de Blanco defienden la imagen de su padre: porque solo siguió sus ideales -como Santa Cruz y Velasco- que lidiaban con la de los libertadores; puesto que, Blanco solo siguió sus ideales de construir una patria libre y justa, fuera de todo indicio monárquico -medidas de Bolívar- como ser la constitución de 1826, o la presidencia vitalicia de Sucre -temas muy controversiales de la época-. Aun así, sea como fuesen los sucesos de abril, ocasionaron un acontecimiento fatal para Bolivia. 4

El 1 de mayo, la noticia de la llegada del ejército de Gamarra correría por todo el país como pólvora; con el presidente herido y en reposo, Urdininea, siendo ministro de guerra y ahora nombrado presidente del consejo de ministros - a falta del vicepresidente Santa Cruz-, tras lo sucedido en abril, tendría que retener y contratacar el avance peruano.

Blanco pediría su renuncia al pensar en los sucesos que conllevarían si siguiese en la vida militar, ya que iría en contra de sus principios, por ello pidió su renuncia que sería negada por Sucre, en la carta del 1 de mayo, puesto que el 18 de abril había sido nombrado comandante general de las fuerzas de la república, para sostener la revolución, -otro indicio que menciona Iturricha-, negándose en un principio, para luego cambiar su decisión, en la que influyó Casimiro Olañeta -quien estaba de paso por Potosí-, éste, aún era considerado aliado del gobierno de Sucre -aunque éste incitó, en Chuquisaca, a ir en contra de Sucre-, además, recibiría 1 mil pesos de Sucre. Consumada la invasión y avance el 17 de mayo, Blanco se negó a marchar rumbo a Oruro, contramarchando a Chichas con su regimiento de caballería, llevando consigo 250 infantes, para con ello impedir las comunicaciones de Potosí con las provincias de Chichas y Tarija, dichas provincias, a la vez, aceptaron las ideas de Blanco. Tal suceso llevó al gobierno a decidir tomarle como traidor y ordenar su arresto; siendo perseguido, se dirigió a Chuquisaca, de donde estaba obligado a retirarse a Macha, logrando incorporarse a una columna peruana, con la que regresaría a Chuquisaca.

El movimiento que Blanco realizó contra el gobierno, también se accionó en otros departamentos como ser: Santa Cruz, donde comandado por el coronel Ramos apoyaron la idea, ahora revolucionaria, que cuando el ejército peruano ingresó a Oruro, fue recibido sin oposición alguna, quedando al mando del coronel boliviano Valdez, pues la oposición había crecido y el apoyo se vio opacado, aunque cabe recalcar que en dichos departamentos también existió apoyo al gobierno de Sucre. 5

Tras el retorno a Chuquisaca de Blanco, bajo órdenes de militares peruanos, junto al coronel Mariano Armaza -boliviano que llegó con Gamarra-, pondría bajo arresto al Mariscal Sucre el 3 de julio, quien se encontraba recuperándose en Ñuccho, cuando, nuevamente, Iturricha manifiesta que Blanco trató de la peor forma a Sucre, debido a la falta de recuperación de sus heridas, Iturricha también justifica que los hijos de Blanco saltaron tal situación de la historia, pues no hacen mención alguna, sea como fuere, las órdenes de Gamarra fueron llevar a Sucre al sur, Siporo -camino de entre Chuquisaca y Potosí-. Los resultados se determinarían con el tratado de Piquiza, el 6 de julio, produciéndose el final del gobierno de Sucre. Para Blanco, la recompensa sería establecida en un tratado secreto entre Gamarra y Urdininea, donde se estipulaba, en el artículo segundo y tercero, el ascenso de Blanco a Brigadier General y con garantía del ejército peruano, su división serviría al gobierno provisional. Tales recompensas hicieron que Blanco avanzase a Santa Cruz para poner orden; luego a Cochabamba para evitar revueltas; finalmente, a Potosí, donde le llegaría la noticia impactante la decisión del congreso. 6

Hasta el momento las decisiones de Blanco podrían decirse que fueron movidas por los pensamientos del “populacho” -como lo dice Iturricha, “dejándose influenciar”- que atacaron directamente a las reformas que trajeron enemigos, que muchos de ellos apoyados por el ejército peruano e impulsados por figuras como la de Casimiro Olañeta, llevaron al país a ir en contra de sus libertadores; cabe recalcar que no todos estuvieron en contra del gobierno, pues se sabe que existió gente que estaba dispuesta a defender al presidente -como lo dice Iturricha, Lofstrom y Pinilla- pues muchas de las obras que éste entregó al país, fueron de las más grandes y de admirar, pues, fueron reformas que sentaron las bases del país, pero de un país con gente que aún no había creado su nacionalidad, por eso es que veían a Gamarra como un libertador de Bolivia del ejército Colombiano, que seguía los ideales de Bolívar -para la época titulado como dictador- que podría imponer su nueva monarquía -constitución vitalicia de 1826, la cual Sucre no apoyaba-. Siendo, en resumen, Bolivia aún no estaba lista para aceptar a tales figuras y reformas liberales, pero que serían aceptadas con la llegada de Andrés de Santa Cruz, como dice Miguel María de Aguirre, que para ese entonces “nuestra nacionalidad, apenas naciente, no estaba bien comprendida; […], que entre los militares bolivianos y colombianos había rivalidades muy profundas; […], que había, en el país, muchos ciudadanos cuya opinión era que Bolivia sería más feliz formando parte con el Perú, un solo campo político”. Tal afirmación tiene sentido, pues Bolivia aún no había nacido como sociedad, sino como territorio.

Será, entonces, que nuestro libertador -Sucre- nos dio la opción de decidir nuestro futuro, en un congreso que decidió nuestra independencia, en vez de unirse al Perú o Argentina, ahora esas mismas figuras, como la de Casimiro Olañeta -quien supuestamente impulsó a Sucre a darnos la opción de decidir nuestra independencia (decreto 9 de febrero)- hablan mal del presidente que nos dio la oportunidad y que entregó todo por su creación. Entonces fue culpa de los que decidieron la independencia, pues tengamos en cuenta que los únicos patriotas-guerrilleros que participaron en la guerra de independencia, que estuvieron batallando en territorio boliviano -Lanza y Ballivián- fueron los dos únicos que votaron a favor de unirse al Perú, que las demás figuras políticas votaron a favor de independizarnos; lo hicieron con el fin de gobernar y éstos al ver que su plan fue truncado, terminaron apoyando mensajes que denigraron la figura de Sucre y su reforma. Lo digo, porque, incluso, autores como Charles Arnade, William Lofstrom, Carlos Montenegro, Alcides Arguedas, Agustín Iturricha, Alipio Valencia, etc., hablan de esto.

En resumen, la decisión conformada por varios de estos denominados “dos caras” como ser Olañeta, Urcullu, Serrano, Moscoso y varios “doctores” de una casta temerosa y ociosa -por dichos autores-, eligieron a Blanco como a un “chivo expiatorio” en la decisión tomada el 18 de diciembre de 1828. Pues, estos sucesos se debieron a la decisión mal tomada en la asamblea de 1825, ya que para Carlos Montenegro la asamblea de 1825 solo fue “un fraude del espíritu republicano”, donde solo se trató de salvar deseos egoístas por encima de los deseos de patriotas, que lucharon y murieron en tierra que terminó cayendo en manos de realistas, disfrazados de patriotas, al ver que no podrían gobernar sobre tierra libre, terminarían pasándose, nuevamente, de bando, hasta lograr satisfacer sus intereses. Y en esta duda social, Sucre no fue más que un “chivo expiatorio” a quien culparle, logrando con ello una victoria al son de “fuera el extranjero” a una figura que hizo lo imposible para mantener viva una sociedad que terminó siendo sofocada por el “populacho resentido”.

 

 

 “Que no vean los bolivianos en los peruanos sino a sus verdaderos libertadores, sus hermanos y amigos natos”.

El mariscal de Zepita, en carta a Gamarra

 

 

Agustín Gamarra

 

 

Un teatro de humo.

La reunión del Congreso se daría el 3 de agosto, para nombrar a un nuevo presidente -reunión que establecía el tratado de Piquiza-, además, aceptar la renuncia de Sucre, quien partiría dejando su mensaje antes que la reunión se diese. En resumen, el congreso designaría al general Andrés de Santa Cruz como presidente provisorio, a José Miguel de Velasco como vicepresidente; pero, como Andrés de Santa Cruz no se encontraba en el país, Velasco sería presidente hasta su llegada. El congreso se disolvería el 16 de agosto para nuevamente reunirse el 1 de noviembre, con ello revisar la constitución de 1826, acción que no se realizaría hasta diciembre. 7

Como se mencionó, Blanco tenía un rango más alto y por decirlo un estatus -por la revolución del 18 de abril- en este nuevo inicio de la nación. Ahora, como General de Brigada y Jefe del Ejército -nombrado por la asamblea el 7 de agosto- Blanco marcharía a Santa Cruz. Mientras que, en La Paz, Gamarra se retiraba antes de lo previsto debido a la crítica situación del Perú con Colombia. Una vez retirada las filas peruanas se sublevaría el coronel Ramón Loaiza, apresando al prefecto y denominando, aparte de La Paz como territorio del Alto Perú, en otras palabras, se desligaba de Bolivia para ser parte del Perú. Tal acción podría deberse a la influencia de Gamarra e incluso por orden de éste, pero eso no sería lo más lógico, porque tras los sucesos, Velasco se puso a parlamentar con el sublevado, llegando a un acuerdo y nombrando a Loaiza como General de Brigada. En este tiempo también se daría el levantamiento de Aguilera, el cual iba a enfrentarse a Blanco hasta que el sublevado terminó muriendo y su levantamiento, a favor de Fernando VII, terminó cayendo.8

Tras los sucesos llevados en los meses anteriores a la reunión, que el congreso había programado para diciembre, se daría el día 16, con pensamientos anti extranjeros -colombianos- y de simpatizantes al Perú. En la primera sesión se leería la carta del presidente Velasco, para luego finalizar a las tres y media de la tarde. Al día siguiente, después de debate por leyes, se dio inicio al conteo para presidente, siendo: Blanco, 28; Santa Cruz, 8; Velasco, 6; Enrique Calvo, 1. La elección de la vice presidencia terminó con: Loaysa, 30; Velasco, 7; Olañeta, 2; y Moscoso, Madero y Orosco 1, cada uno; la sesión terminó con el presidente de la asamblea ordenando enviar la nota de la elección de presidente y vicepresidente a sus respectivos ganadores, además, una nota a Velasco sobre la decisión y agradeciendo su administración. El 18 de diciembre, se pidió la presencia de Loayza para jurar y que gobernase mientras llegara el presidente Blanco a la Capital, aunque Blanco fue elegido presidente el 17; el 18, los diputados nombran a Blanco como presidente provisorio hasta nombrar al presidente constitucional. Tras la aprobación de este y otros artículos, saldrían cinco diputados a recibir al vicepresidente provisorio para presentar juramento, tras juramento de Loayza, se dio finalizado a la sesión. La asamblea convencional había elegido a Blanco presidente, aun cuando debían discutir de la Constitución de 1828, aunque lo harían en las demás reuniones. Se debe mencionar, que tal decisión de nombrar un gobierno provisorio, fuertemente, apoyada por Moscoso Rudesindo y  Orozco añadió que era necesaria, debido al tratado de Piquiza y el decreto del Congreso Constituyente. 9

 

 

“A la carrera de mis dilatados años solo faltaba el que la Providencia me deparase este día para prestar el último servicio, á una Patria á quien he sido constante en todo el largo periodo de mi vida.[…]; y ya que el pueblo á pesar de mi avanzada edad me conduce hasta este asiento, reanimaré mi esfuerzos sintiendo no poder manifestarle mi gratitud con los servicios que quisiera prestarle; mas el solemne juramento que acabo de hacer, sea el testimonio de que hasta el último instante de mi vida estaré siempre consagrado a la republica”

Loaysa

 

 

Pedro Blanco Soto

Antonio Villavicencio - Museo Charcas- Sucre

Un presidente títere.

Blanco se encontraba en Potosí, cuando le llegó la noticia de haber sido elegido presidente, contento, pero a la vez temeroso, tuvo que viajar a la capital para jurar el pacto, que un patriota desearía, que es el de gobernar a tu tierra con los principios que impulsaron a convertirse en un patriota. Mientras se esperaba la llegada de Blanco, el vice presidente Loaysa, se encargaría de la administración. Siendo una administración breve, debido a que Blanco llegó el 25 de diciembre y tomó juramento a la presidencia el día 26 de diciembre. 10

Pedro Blanco, al partir, deja su batallón de 800 infantes acampado en Yamparáez, a 150 infantes de caballería en Yotala; gran parte de sus soldados fueron entregados a militares, que en pocos días tendrían repercusiones, siendo el principal, al que dejó el mando a José Ballivián. Una vez llegado a la capital el 25 de diciembre y descansar, Blanco jura ante la asamblea convencional para presidente el 26 de diciembre; luego, es celebrado con un banquete, con asistencia de diputados, funcionarios y los más distinguidos vecinos; banquete pagado, aproximadamente, con un valor de 1 mil pesos; tras el banquete todos se retirarían para dar inicio a su administración. 11

Del 27 al 29 de diciembre Blanco, se pondría manos a la obra en: 1) Construir su gabinete; 2) presentar sus proyectos de ley y reformas a la asamblea, todo eso lo presentaría entre el 29 al 31 de diciembre.

  1. Su gabinete estaba organizado con: el Doctor Severo Malabia, Secretario de Gobierno y Relaciones Exteriores; el General José Miguel de Velasco, de Guerra, subrogando al coronel Mariano Armaza; el señor Juan Bernal y Madero, de Hacienda -quien también fue ministro de hacienda del Mariscal Sucre-. Tal gabinete fue oficiado a la asamblea el 29, y solicitando una amnistía para todos los comprendidos en los sucesos pasados, solicitud que no sería bien vista e incluso usada como acusación. El 29 de diciembre, cuando se recibió el nombramiento de ministros, no se tomó importancia hasta el día siguiente, ya que no se aprobó la posesión de los ministros. Ese mismo día llegó un proyecto de ley, a favor de los comprometidos en la administración vitalicia, tal proyecto no fue aceptado, argumentando que la asamblea no podía recibir todavía proyectos de ley venidos del gobierno, por el Reglamento.
  2. Los proyectos que tenía en mente para su nación no se alejaban de las medidas que realizó Sucre, siguiendo, incluso, las ideas de Urdininea y Velasco, todo eso deja en claro en el siguiente mensaje del 30 de diciembre:

“Este conocimiento me ha decidido consultar el voto de la nación, cuyo órgano es esta augusta Asamblea, sometiendo a la consideración de su sabiduría los puntos siguientes: 1) Cual debe ser el número de la fuerza destinada a la conservación de la independencia del Estado, calculado sobre los actuales fondos públicos, i la necesidad de los establecimientos precisos a los progresos de la civilización en nuestro estado informe; 2) Cual el lugar designado para el acantonamiento de las tropas, atendidos los grandes inconvenientes que su mansión en el seno de la población, ofrece a la tranquilidad i libertad; 3) Cual el medio de reemplazar las bajas i llenar el número fijo, sin abrazar los recursos escandalosos de atacar las garantías individuales, aprisionando los hombres para esclavizarlos en las líneas veteranas, con el título aprobante de levas; 4) La representación nacional determinará el sueldo que debe tener, considerando: 1. Que el lujo i la extravagancia de los jefes de la república, son el regulador de la corrupción nacional: 2. La exhaustividad del erario, i la necesidad de los dispendios, que exige una época creadora: 3. Que los principios republicanos que profeso, me llaman a huir de los aparatos de la pompa, que es la investidura de la tiranía, para consultar una frugal existencia, que jamás pueda  desmentir la profesión de mi fe política”

 

 

Tales pensamientos pudieron haber traído descontentó, sobre todo de los militares, quienes veían sus puestos en peligro. Medida que pudo haber sido tomada por blanco para evitar un posible motín por falta de pago a los sueldos, o siendo más radical, para evitar que Bolivia pudiese defender de otra invasión. Tomemos en cuenta que los sucesos de abril fueron en su mayoría por la falta de pago a las tropas colombianas; los enfrentamientos entre Urdininea contra Gamarra; muchos de los soldados colombianos e incluso bolivianos no peleaban, en el peor de los casos, terminaban uniéndose a Gamarra antes del enfrentamiento. Aun así, sea como fuese, tal pensamiento contraería el descontentó de los militares. (puntos hablados y sustraídos de: 12)

El 31, una noticia había llegado a oídos de la asamblea, construyendo el temor, por ello diputados trataron de salir, pero el diputado Padilla y Hernández pidieron orden. Tras esto se entró, en un debate iniciado por Echazu, donde sugería dejar entrar al líder del movimiento y que éste explicase sus razones. Padilla manifestó que sería comunicado con el caudillo. Tras el debate, se envió una comisión que volvió sin información, para tiempo después llega un enviado del líder del movimiento, que pasó y explicó la situación. Para sorpresa de todo el mensajero era el coronel Mariano Armaza, diciendo que “hasta la época jamás había dado un paso anárquico” hasta la presidencia de Blanco, a quien no lo veía capaz de gobernar, puesto que “era un hombre inepto para la presidencia, porque ni aun firmar sabia”. Padilla interrumpió a Armaza diciendo: que debía comportarse al dirigirse al presidente; Armaza continúo diciendo que no merecían trato digno pues fueron elegidos Blanco y su secta por un voto comprado. La asamblea entró en debate, dando casi inmediatamente la espalda al presidente, se proponía otra elección, apoyar al presidente o designar a otro, incluso el vicepresidente no se encontraba, por lo que se decidió designar a otro jefe de Estado, siendo, nuevamente, Velasco elegido por decreto para mantener el orden. Se hablaría de la ley de olvido, mencionando nuevamente que el presidente aún no había tenido atribuciones entregadas por la asamblea, terminando siendo rechazados. Luego, se leyó un mensaje del prefecto de Cochabamba, felicitando a Blanco por su nombramiento como presidente, la solución fue enviar una carta explicando la situación tomada. Poco tiempo después, se envió a dos secretarios a que trajesen a Velasco para jurar, mientras se explicaba aún más del levantamiento, asegurando que los jefes tenían apoyo de todo el ejército, menos de una pequeña parte, que está desinformada de la situación. Tras el retorno de los secretarios sin Velasco, pues no se sabía dónde se encontraba, la sesión terminó suspendiéndose, dejando en claro que se había designado a otro presidente y convocando a reanudar la reunión a las 5 de la tarde, pero no se llevaría a cabo debido a la situación.13

Los sucesos del 31, para Blanco sucedieron rápido, puesto que no se imaginaba lo que le iba a suceder, ya que el presidente iba con uniforme de gala a una ceremonia religiosa. Mientras que el Teniente Coronel José Ballivián, que se hallaba separado del comando del batallón 1º, se había puesto de acuerdo con los coroneles Vera y Armaza, para cambiar al Gobierno y proclamar a Santa Cruz, marchando a Yamparáez, donde se encontraba el contingente que había dejado Blanco; una vez apoderado del contingente, marchó rumbo la capital. Próximo a la ciudad, desplegó cien hombres al mando de Vera, quien fue el primero en llegar a horas 11 a. m.; tal tumulto alertó a Blanco, quien trató de zafarse con ayuda de su edecán Ramón Gascón, quien sirvió de distracción, mientras Blanco se escabullía por un pasadizo hasta el “local de la letrina”.

Blanco habría logrado zafarse de momento, pero se magulló al caer a una fosa de cinco metros. Tiempo después, la denuncia de un secretario, daría la ubicación de Blanco; al escuchar esto Armaza gritó “Ya Cayó el Pájaro”. Tras la captura, atendieron sus heridas, que estaban cubiertas por suciedad, tras ponerlo en arresto, en la misma sala donde Sucre era atendido, el 18 de abril, Armanza se retiraría a la Asamblea, dejando cuatro guardias y un oficial.14

El Día 1 de 1829, había amanecido con la noticia más trágica para la historia de Bolivia, en el país no dejaba de crecer los crímenes, revueltas, caudillos, asesinatos, etc.

Pedro Blanco, había dejado de ser presidente, debido a la decisión tomada por la asamblea; por tanto, lo que se vea por donde se vea, Blanco ya no valía nada. Blanco prisionero juntó a los jefes Ramón García y Manuel Valdez, éstos fueron trasladados al convento de la Recoleta, a miras de la población que esperaban curiosos lo que iba a suceder. Mientras que en la asamblea, se traía a Velasco para que jurase como jefe de Estado, aunque, en un principio, se negaba, terminó aceptando el cargo, para luego debatir la situación, entre ellas, aceptar que el nuevo jefe de estado pusiese los ministros que vea necesarios, que tomase las medidas necesarias para traer el orden. Velasco terminaría por elegir que continuase la situación, que en un momento fue siendo el vicepresidente, hasta la llegada de Andrés de Santa Cruz.15

En la noche del 1 de enero se escuchaban disparos de fusil y Blanco se imaginaba ya su destino. Era ya las 23 horas y en ese lapso llegaría Armanza, quien, junto a Gamarra, ayudaron con el arresto de Sucre y Ballivián, quien sería una de las más grandes figuras del país. Para ese momento, Blanco con 33 años, casi media noche, era trasladado fuera de su prisión para que diese su último suspiro. Con dos tiros de fusil, que le llegaron, uno al pecho y otro a la cabeza. Agonizante, llegaba el final de una figura valiente que se había enfrentado a miles sin temor a la muerte, ahora había caído abandonado por gente de su tierra, había caído muerto como un peón, deseoso de convertirse en rey, para controlar los hilos de su patria y no dejarla caer en más males. Pero, como todo hombre que se revindica, no está a salvo de aquellos que finge reivindicación.16

La vida del General Pedro Blanco, demuestra el cambio que éste tuvo para mejorar su patria; cuando hubo la oportunidad de demostrar de lo que era capaz, no logró realizar nada, debido a que estaba sumido a la decisión de quienes lo eligieron. Cuando se enfrentó, en sus últimos días, terminó, nuevamente, atado de manos, ya que su vida estaba en la decisión de otro. Aquella noche pudieron haberlo matado; sin embargo, aquella noche se eliminó una decisión que no la tomó Blanco, pues éste no eligió ser presidente, fue nombrado para servir de escudo y al ver que el escudo fue sometido, terminó siendo abandonado, pues entre el lapso de la presidencia de Velasco, fue innecesario, ya que el país hubiera podido continuar unos días más, hasta la llegada de Andrés de Santa Cruz, sin la absurda posesión de un hombre que terminó muriendo abandonado entre el fuego cruzado.

 

 

 “Colocado por el voto nacional a la cabeza de mis compatriotas, para presidir la república, yo me reconozco en la actitud de llenar los de mi corazón, dedicando con más suceso mis fuerzas físicas y morales, al establecimiento de la libertad de mi patria”.

Pedro Blanco en nota enviada a la asamblea, 30 de diciembre de 1828

  

 La Recoleta

Notas:

1. Los generales de Bolivia, Julio Diaz Arguedas, p, 379-380; Memorias, General García Camba, Tomo II, p, 37-38; Historia de Bolivia bajo la administración del Mariscal Andrés Santa Cruz, Agustín Iturricha, Tomo I, p. 481-483; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 1-6.

2. Los generales de Bolivia, Julio Diaz Arguedas, p, 380-382; Historia de Bolivia, Agustín Iturricha, p. 483-484; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 6-11.

3. Los generales de Bolivia, Julio Diaz Arguedas, p, 382-383; Historia de Bolivia, Agustín Iturricha, p. 485; Compendio de la Historia de Bolivia, José María Camacho, p. 134-136; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 11-12.

4. Historia de Bolivia bajo la administración del Mariscal Andrés Santa Cruz, Agustín Iturricha, Tomo I, p. 485-489.

5. Los generales de Bolivia, Julio Diaz Arguedas, p, 385-386; Historia de Bolivia, Agustín Iturricha, p. 490-492; Crónicas del año 1828, Sabino Pinilla, p. 41-42; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 12-15.  

6. Los generales de Bolivia, Julio Díaz Arguedas, p, 386; Compendio de la historia de Bolivia, Fernández de Córdova, p. 88-89; Historia de Bolivia, Agustín Iturricha, p. 492-495; Compendio de la Historia de Bolivia, José María Camacho, p. 136-137; Crónicas del año 1828, Sabino Pinilla, p. 52-57, 58-59; La presidencia de Sucre en Bolivia, William Lofstrom, p. 474, 476; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 15.

7. Compendio de la Historia de Bolivia, José María Camacho, p. 138; Crónicas del año 1828, Sabino Pinilla, p. 62-66; La presidencia de Sucre en Bolivia, William Lofstrom, p. 482; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 16.

8. Compendio de la historia de Bolivia, Fernández de Córdova, p. 88-89; Historia de Bolivia, Agustín Iturricha, p. 492-495; Compendio de la Historia de Bolivia, José María Camacho, p. 138-139; Crónicas del año 1828, Sabino Pinilla, p. 67-76; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 16.

9. Compendio de la Historia de Bolivia, José María Camacho, p. 136-137; Crónicas del año 1828, Sabino Pinilla, p. 77-79; La presidencia de Sucre en Bolivia, William Lofstrom, p. 482-483; Redactor de la Asamblea Constitucionalp.1-48

10. Crónicas del año 1828, Sabino Pinilla, p. 83; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 17; Los generales de Bolivia, Julio Diaz Arguedas, p, 386.

11. La presidencia de Sucre en Bolivia, William Lofstrom, p. 483-484; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 17-18; Los generales de Bolivia, Julio Diaz Arguedas, p, 386; Crónica del año 1828, Sabino Pinilla, p. 83-84.

12. Crónica del año 1828, Sabino Pinilla, p. 84-86; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 17-19; Los generales de Bolivia, Julio Diaz Arguedas, p, 386-387; Compendio de la Historia de Bolivia, José María Camacho, p. 139; Redactor de la Asamblea Constitucional, p.48-63.

13. Redactor de la Asamblea Constitucional, p.63-84.

14. Crónica del año 1828, Sabino Pinilla, p. 85-93; Páginas de Sangre, Moisés Alcázar, p. 5-7; Compendio de la historia de Bolivia: para uso de la juventud. Fernández de Córdova, p. 91; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 17-18.

15. Compendio de la historia de Bolivia, Fernández de Córdova, p. 91-92; Crónica del año 1828, Sabino Pinilla, p. 94-96; Redactor de la Asamblea Constitucional, p. 85-98.

16. Los generales de Bolivia, Julio Diaz Arguedas, p, 387-388; Historia de Bolivia, Agustín Iturricha, p. 494-498; Compendio de la Historia de Bolivia, José María Camacho, p. 139-140; Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, p. 19-21; Compendio de la historia de Bolivia. Fernández de Córdova, p. 91-92; Crónica del año 1828, Sabino Pinilla, p. 95-110; Páginas de Sangre, Moisés Alcázar, p. 7-9; Azpurúa, R. (1875), p. 339-343.

 

 

 

 

Bibliografía.

Los generales de Bolivia (Rasgos biográficos) 1825-1925, Julio Diaz Arguedas, Imp. Intendencia General de Guerra, La Paz-Bolivia (1929).

Historia de Bolivia bajo la administración del Mariscal Andrés Santa Cruz (Tomo primero), Agustín Iturricha, Imp. En talleres de la Imprenta Universitaria. Sucre-Bolivia (1967).

Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú, General García Camba, Tomo II, Establecimiento Tipográfico de D. Benito Hortelano, Madrid-España (1846).

Crónica del año 1828 (Continuación de la creación de Bolivia), Sabino Pinilla, Editorial López, Cochabamba-Bolivia.

Compendio de la historia de Bolivia: para uso de la juventud. Fernández de Córdova, D.  Bolivia: Excelsior. (1897). 

Páginas de Sangre: episodio trágico de la historia de Bolivia, Moisés Alcázar, Rolando Diez de Medina, La Paz-Bolivia (2019).

Azpurúa, R. (1875). Documentos para la historia de la vida pública del libertador de Colombia, Perú y Bolivia ...: Puestos por orden cronológico, y con adiciones y notas que la ilustran. Venezuela: "La Opinión nacional.

Redactor de la Asamblea Constitucional. (1918). Bolivia: Imprenta y Litografía Boliviana.

La presidencia de Sucre en Bolivia, William lee Lofstrom, 4ta edición en castellano, Biblioteca del Bicentenario de Bolivia, Imprenta: Tupac Katari, La Paz-Bolivia (2019).

Compendio de la Historia de Bolivia, José María Camacho (1913): https://books.google.com.bo/books?id=DPFLAAAAMAAJ&pg=PP5#v=onepage&q&f=false

Biografía del general Pedro Blanco, Federico Blanco, Imprenta del siglo, Cochabamba (1872): https://nrs.lib.harvard.edu/urn-3:fhcl:114636

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