Capas, bordados y hasta sombreros tricornios: esos son los denominadores comunes en el vestuario de los miles de personas que participan en las diferentes honras fúnebres de la reina Isabel II y en las ceremonias del cambio de corona en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Son varias ceremonias, desde las exequias de la reina Isabel II hasta la coronación de su sucesor, su hijo Carlos II, pasando por las proclamaciones del nuevo rey, que tuvieron lugar en diferentes y simbólicos lugares de este país que alberga a otros países en su jurisdicción. Y el simbolismo fue la característica de todos esos actos ya que, sin importar cuán avanzado esté el siglo XXI, el Reino Unido mantiene las tradiciones que son la base de su monarquía parlamentaria.
Por eso es que uno de los elementos de la espectacularidad de las ceremonias es el vestuario. En todas se ve a gente con uniforme, y no solo los miembros de las guardias reales, las fuerzas armadas y el clero, sino también los integrantes de los estamentos civiles, particularmente los nobles que, aunque reducidos, todavía existen y pesan en la vida de los británicos. Son estos quienes asisten con ropa ceremonial, bordada lujosamente, y con capas colgando de los hombros. Muchos lucen sombreros y casi todos son bicornios o tricornios, prendas que supieron sacarse para demostrar respeto y proclamar su lealtad al nuevo monarca.
Para quienes siguen las ceremonias por la televisión, desde el otro lado del océano, llama la atención el uso de las capas, porque abundan, no solo entre nobles y magistrados, sino entre gente del pueblo que acudió a los actos con sus mejores galas y, entre estas, destacó esta prenda que sigue formando parte del vestuario de los europeos. Las capas son útiles no solo para los inviernos, generalmente cubiertos de nieve, sino para todas las ceremonias de gala.
Y la sorpresa de los sudamericanos ante el uso normal de la capa se debe a que, por estos lares, esa prenda se asocia con disfraces y los más simplones lo vinculan con un personaje cinematográfico, como es el conde Drácula. Aquí, la capa provoca burlas, pero allá es parte del vestuario de gala, como ocurrió en las ceremonias de cambio de monarca en el Reino Unido y en las exequias de la reina Isabel II.
Además de los heraldos y sus largas mangas, en los actos participaron compañías de la Guardia Real de Escocia, todos ellos con faldas, lo que fue visto con naturalidad por parte de los espectadores, acostumbrados a esa ropa de esa parte del Reino Unido. Si aquí aparecería un hombre vistiendo falda, así sea con toda una tenida escocesa, es probable que no solo despertaría burlas, sino que hasta se ganaría una agresión física.
Esas son algunas diferencias entre allá y acá.
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