Este diario ha planteado, en su editorial anterior, algunas de las muchas razones por las cuales resulta ventajoso pasar a formar parte del turismo funerario; es decir, de aquel que ofrece atractivos vinculados a la muerte con el fin de recibir visitantes.
Lo que haremos ahora es presentar algunas sugerencias con la intención de que estas sean tomadas en cuenta tanto por el gobierno departamental como por los municipales que quieran aprovechar las ventajas de este tipo de turismo.
Lo primero que debe quedar claro es que existe oferta para el turismo funerario prácticamente en todo el territorio del Departamento de Potosí y eso lo convierte en responsabilidad de la gobernación. Son muchos los lugares donde existen chullpares; es decir, cementerios prehispánicos que, dependiendo de su tamaño e importancia, pueden habilitarse para recibir visitas.
Tan solo como un ejemplo habrá que apuntar los recientes hallazgos en el municipio de Yocalla donde fueron encontradas chullpas de gran tamaño y en una extensión que, en conjunto, abarca más de una hectárea. Se trata de un descubrimiento importante que sería todavía mayor de no haber mediado los consabidos saqueos que desmantelaron la mayoría de las tumbas, situación que determina la adopción de medidas urgentes para preservarlas.
Otro detalle a tomar en cuenta es el de los muertos ilustres fuera de la capital de Departamento. Desde el punto de vista turístico —que no siempre toma en cuenta las precisiones que exige la historiografía—, resulta sumamente atrayente la supuesta tumba de Butch Cassidy y Sundance Kid en San Vicente, municipio de Atocha, al igual que la del general realista Pedro Antonio de Olañeta en Patirana, cerca de Tumusla, que habría sido el último virrey del Perú.
Y muertos ilustres son los que deben aprovecharse en la Villa Imperial porque aquí es donde se puede encontrar a varios de ellos sepultados en prácticamente todos los templos del centro histórico. Marqueses, condes y hasta un supuesto príncipe —Francisco de Paula Sanz, presunto hijo ilegítimo de Carlos III, enterrado en Santa Teresa— son demasiado interesantes como para no aprovecharlos. En estos casos, lo que corresponde es rescatar sus partidas de entierro —disponibles la mayoría de ellas en el archivo del Obispado de la Diócesis de Potosí— para su preservación y exhibición pública y el colocado de plaquetas conmemorativas en cada uno de los templos.
Todos estos templos, y la historia de las celebridades enterradas en ellos, formarían parte de un circuito funerario que podría arrancar, o terminar, en el cementerio que, lejos de lo que se cree, sí es un atractivo turístico tan importante como el de Sucre. Los dos expertos extranjeros en valoración y gestión de cementerios patrimoniales que llegaron a nuestra ciudad a inicios de semana señalaron que la necrópolis potosina tiene una peculiaridad que la hace distinta de los demás: sus pabellones o mausoleos gremiales que con como pequeños cementerios dentro de una mayor.
El cementerio necesita ser rehabilitado para visitas turísticas y es preciso hacer realidad proyectos comprometidos por la Alcaldía como, por ejemplo, el mausoleo de Gesta Bárbara, con estatua incluida.
Un circuito de turismo funerario, que amerita recorrer varios puntos de la ciudad, sería un motivo para que los visitantes se queden un día adicional y pernocten otra noche. Si a eso se agrega el gran atractivo de la festividad de Todos los Santos y los fieles difuntos —que los expertos también consideran único en su género— tendremos otro motivo para visitas masivas en otra temporada del año.