Angela Merkel descubrió el domingo la devastación "surrealista" provocada por las inundaciones en Europa del Oeste, que dejaron al menos 190 muertos en Alemania y Bélgica, una cifra que seguirá aumentando porqué todavía hay muchos desaparecidos.
La canciller, con botas de montaña, tardó casi una hora en recorrer el pueblo de Schuld, cerca de Bonn, donde la crecida del río Ahr destruyó parte de la localidad.
Esta zona de Renania-Palatinado, en el suroeste de Alemania, fue una de las regiones más afectadas, con 112 de los 159 muertos del país. En Bélgica murieron 31 personas.
Mostrando su emoción en varias ocasiones, Merkel habló con los residentes que lo han perdido todo, en la que ya es la mayor catástrofe natural de la historia reciente de Alemania.
La canciller se encontraba en Washington en el momento de las mortíferas crecidas que tuvieron lugar durante la noche del miércoles al jueves.
“Casi diría que a la lengua alemana le cuesta encontrar palabras para describir la devastación”, dijo Merkel, conmocionada al ver las carreteras y puentes derrumbados, las casas destruidas, los árboles arrancados y las montañas de escombros llenos de barro.
Prometió que “el gobierno federal y las regiones actuarán juntos para restablecer gradualmente el orden” en las zonas devastadas.
El miércoles se presentará al consejo de ministros un paquete de ayuda de emergencia de al menos 300 millones de euros (354 millones de dólares) y luego está previsto un programa de reconstrucción, según el ministro de Finanzas, Olaf Scholz.
Aunque el agua está retrocediendo en el oeste del país, la situación empeoró el sábado por la noche, más al sur, en la frontera entre Alemania y Austria
Estas inundaciones en Baviera mataron a una persona.
Se declaró un “plan de catástrofe” en el distrito alemán de Berchtesgaden y se desplegaron varios centenares de bomberos.
En Austria, el casco antiguo de Hallein se inundó y los bomberos estuvieron en alerta en las regiones de Salzburgo y Tirol.
En la frontera este del país, entre Alemania y la República Checa, los ríos también se desbordaron en la región de Sajonia el sábado por la noche.
“Como la guerra”
El papa Francisco manifestó este domingo su “solidaridad” con las poblaciones afectadas por las inundaciones, que también causaron daños en Holanda y Luxemburgo.
En Alemania, los equipos de rescate siguen buscando a los desaparecidos con helicópteros, barcos y buzos especializados.
“Llevamos más de 20 años viviendo aquí y nunca habíamos vivido algo así”, dijo a la AFP Hans-Dieter Vrancken, un vecino de 65 años del pueblo de Schuld que Angela Merkel visitó.
“Es como la guerra”, dijo.
Más de 300 personas seguían desaparecidas el sábado por la noche solo en el cantón que rodea a la ciudad de Bonn (Renania del Norte-Westfalia), de casi 600.000 habitantes.
El jefe de la Asociación Alemana de Ciudades y Municipios, Gerd Landsberg, pidió el domingo la modernización de los sistemas de alerta locales, lamentando que “al principio esta catástrofe dio la impresión de ser una lluvia intensa, sin que se comunicara su dramática magnitud”.
Polémica
A poco más de dos meses de las elecciones legislativas, después de las cuales Angela Merkel dejará el cargo, los candidatos compiten proponiendo medidas contra el calentamiento global, considerado por muchos expertos como la causa de las inundaciones.
“No digo que una inundación sea el ejemplo del cambio climático, pero si observamos los daños de los últimos años, simplemente son mayores que en el pasado”, señaló también Merkel, que pidió un “esfuerzo muy grande” y acelerar las políticas climáticas.
El favorito para suceder a la canciller, el conservador Armin Laschet, provocó polémica el sábado cuando fue filmado riéndose durante un homenaje a las víctimas de las inundaciones.
Ante la indignación nacional, Laschet, que también es el líder de la región de Renania del Norte-Westfalia, pidió disculpas.
En todas las localidades afectadas, los bomberos, la protección civil, las autoridades locales y los militares trabajan en las inmensas tareas de limpieza de los montones de escombros, que a menudo bloquean las calles.
En Bélgica, cerca de Lieja (este), la fábrica de chocolate Galler fue destruida y la producción se detuvo.
“La fábrica está aquí desde 1976. Nunca hemos tenido una inundación en Vaux-sous-Chèvremont”, dijo Valérie Stefenatto, responsable de comunicación, cuando inspeccionaba el lugar, donde se notaba un intenso olor a chocolate.
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