Al menos 120 personas murieron y decenas siguen desaparecidas tras las inundaciones y aludes de terreno provocados por el ciclón tropical Seroja en Indonesia y en Timor Oriental, según un nuevo balance anunciado este martes.
Indonesia revisó a la baja su balance y contabilizó 86 muertos en varias pequeñas islas cercanas a Timor Oriental, donde se registraron otros 34 fallecidos, según los últimos reportes.
El centro indonesio de gestión de catástrofes había informado anteriormente de 130 muertos por error atribuido a las dificultades de comunicación con las zonas afectadas.
Los grupos de socorro indonesios trataban de encontrar a un centenar de personas desaparecidas, utilizando excavadoras para retirar los escombros que dejó en la víspera el ciclón tropical Seroja.
Las lluvias torrenciales de los últimos días han provocado crecidas súbitas y deslaves llevándose a veces viviendas.
Más de 10.000 personas han encontrado refugio en centros de evacuación. Miles de viviendas, carreteras, puentes y hospitales sufrieron daños o fueron destruidos.
En Lembata, una isla situada a medio camino entre Flores y Timor, se cortaron los accesos por carretera, lo que obligó a las autoridades a desplegar maquinaria de construcción para abrir las carreteras.
Algunas aldeas ubicadas en las alturas fueron arrastradas en parte hacia la costa en deslizamientos de tierra.
Muchas vías de comunicación estaban cubiertas de barro y árboles arrancados de cuajo, lo que complicaba la labor de los socorristas que trataban de llegar a las zonas más afectadas.
“Corremos el riesgo de ver una meteorología extrema en los próximos días”, debido al ciclón, declaró el portavoz de la agencia indonesia de gestión de catástrofes Raditya Jati.
Los socorristas “tratan de responder a la catástrofe organizando las evacuaciones, las búsquedas, ofreciendo soluciones para realojar a las personas sin techo, distribuyendo ayuda y tratando de llegar a las zonas siniestradas”.
La tormenta progresa ahora en dirección a la costa oeste de Australia.
Falta de cirujanos
Imágenes del distrito oriental de la isla de Flores mostraban a los rescatistas sacando cuerpos cubiertos de barro antes de colocarlos en bolsas mortuorias.
Las autoridades de los dos países dijeron que temían promover la propagación del Covid-19 reagrupando a los evacuados.
En Lembata, los socorristas se movilizaban con escasos recursos.
“Estos evacuados huyeron aquí con solo ropa mojada en la espalda, y nada más”, dijo el vicealcalde de la zona, Thomas Ola Longaday. “Necesitan mantas, almohadas, colchones y carpas”, agregó.
Las autoridades temen que las instalaciones sanitarias básicas de la zona se vean totalmente desbordadas.
“No tenemos suficientes anestesistas y cirujanos, pero nos prometieron que vendrían refuerzos”, dijo Longaday.
“Mucha gente sufrió fracturas tras ser golpeada por piedras, trozos de madera o escombros”, explicó.
Los deslizamientos de tierra y las inundaciones repentinas son comunes en el archipiélago de Indonesia, especialmente durante la temporada de lluvias.
Pero los defensores del medioambiente señalan que la deforestación favorece estos desastres.
En enero, 40 indonesios murieron en las inundaciones que azotaron la ciudad de Sumedang, en el oeste de Java.
La agencia nacional de gestión de catástrofes estima que 125 millones de indonesios, o sea aproximadamente la mitad de la población del archipiélago, viven en áreas con riesgo de deslizamientos de tierra.
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