
Un apoteósico homenaje en un Parque de los Príncipes a rebosar puso la guinda a las celebraciones de la primera Liga de Campeones del París Saint-Germain (PSG), tan ansiada como esperada después haber sufrido sonados reveses en el torneo, a pesar de la fuerte inversión realizada por sus dueños qataríes desde 2011.
Tras un concierto de rap de dos estrellas del género, DJ Snake y Niska, la pasarela azul, blanca y roja que comunicaba con una tarima hasta el círculo del medio del campo acogió, en primer lugar, al equipo técnico, encabezado por el consejero deportivo portugués Luis Campos y por un aclamado Luis Enrique.
A continuación, salieron, uno a uno, los principales artífices de la Orejona. Los franceses Ousmane Dembélé y Desiré Doué, el español Fabián Ruiz, los portugueses Vitinha, Joao Neves, el ecuatoriano Pacho y el capitán Marquinhos figuraron entre los más aplaudidos por los 50.000 espectadores, enardecidos por los haces luminosos, las llamaradas de fuego y los espectáculos pirotécnicos.
El último acto terminó con Marquinhos y el presidente del club, Nasser Al-Khelaifi, portando el trofeo de la Champions hasta la tarima del homenaje, donde hablaron ambos.
El brasileño, el más veterano del club, al que llegó en 2013, destacó que, por fin, “el día de gloria” que tanto buscaban llegó.
Al-Khelaifi, el presidente que desde 2011 encabezó las inversiones de más de 2.000 millones de euros en el club, dio el crédito de la victoria a su cuerpo técnico, encabezado por Luis Campos y Luis Enrique, a sus jugadores y a la afición.
“Ahora tenemos la estrella en la camiseta. Somos campeones de Europa”, clamó un emocionado dirigente, con la voz ronca.
El técnico español fue especialmente ovacionado por la grada. “Tenemos al mejor entrenador del mundo”, presumió Al-Khelaifi, quien logró el trofeo después de, infructuosamente, haber intentado crear un equipo de megaestrellas con jugadores como Neymar, Mbappé y Messi.