
Suplente de inicio, aclamado cuando salió a calentar en el minuto 64, aún más cuando entró al campo en el 72, ni siquiera Kylian Mbappé alteró el empate al ralentí del París Saint Germain, igualado contra sí mismo y contra el Reims (2-2), pero también un líder inalcanzable, por más que haya empatado en las tres últimas jornadas.
Son diez puntos por encima del Brest, a falta de nueve jornadas, para el actual campeón. Se siente tan inalcanzable, tan seguro en la cima, incluso de su condición de futuro ganador del torneo, que piensa que la simple inercia lo hará ganador de cada partido. A un ritmo tan condescendiente, que sólo acelera cuando se ve perdido, a nadie le extrañó otro empate.
Otro partido flojo del bloque de Luis Enrique, cuya ambición va mucho más allá de la actuación de sus jugadores. Lo quiere todo. En su dosificación de esfuerzos, hay partidos marcados. Uno es el que lo enfrentará el próximo miércoles contra el Niza en los cuartos de final de la Copa de Francia.