Un estresante ejercicio de supervivencia terminó sin un solo punto para Atlético de Madrid, derrotado en la última jugada del partido, con el 1-2 de Michy Batshuayi, pero desbordado mucho antes, por momentos de forma apabullante, por el Chelsea, dominador y ganador de todos los aspectos del encuentro.
Ni siquiera el 1-0 del conjunto rojiblanco en el primer tiempo, con un penal transformado por el francés Antoine Griezmann, alteró un duelo que siempre se movió al ritmo que quiso y propuso Eden Hazard y el equipo británico, que igualó a la hora del choque por medio de Álvaro Morata antes del golpe definitivo. Y merecido cuando Michy Batshuayi culminó el 1-2 en una jugada colectiva, precisa, incontestable hasta para la fe de Atlético.
Muy pocas veces en la era Simeone, Atlético ha sufrido tanto un partido; menos aún sentirse tan maniatado, tan desbordado y tan amenazado tanto rato. Un paso por detrás de su adversario.