Una selección alemana con muchos rostros nuevos saldó con un empate casi agónico ante Dinamarca un partido en que los daneses abrieron el marcador y en que el que el técnico Joachim Löw ensayó fórmulas con miras a la Copa Confederaciones.
Dinamarca recibió en casa a un conjunto que poco recordaba a la selección campeona del mundo.
Era un amistoso con aire experimental, con Julian Draxler como capitán y en el que Löw se permitió el lujo de dejar fuera a sus titulares más consolidados.