
Sergio Ramos se disfrazó, por enésima ocasión, de salvador de un Real Madrid al límite en el físico y atascado ante una defensa de cinco del Real Betis, que con orden tuvo al equipo de Zinedine Zidane al límite, obligado de nuevo a remontar para volver a mandar en La Liga Santander (2-1).
El fútbol es un estado de ánimo y hay semanas que son auténticas montañas rusas de sentimientos. La vivió el Barcelona para pasar de una gesta europea histórica a un traspié liguero en Riazor que dejaba al Real Madrid la posibilidad de volver a tomar el mando liguero. Se esperaba fiesta en el Santiago Bernabéu, pero la realidad fue bien distinta.
Y eso que salió volcado, con una salida en tromba el Real Madrid en una apuesta de Zinedine Zidane por el talento. Sin Bale aumentaba la presencia de centrocampistas para dar argumentos de un fútbol más vistoso a los que comienzan a señalar a la BBC como factor clave de falta de equilibrio. Juntó a Isco y James con Modric. El buen trato de balón estaba asegurado.