
La Alcaldía no quiere soltar y la Affap quiere encargarse de la organización de la Festividad de Ch’utillos: a eso se reduce el conflicto entre el gobierno municipal y la asociación que aglutina a las fraternidades de bailarines que no ha podido superarse desde 2024.
Actualmente, la controversia es la realización, o no, del primer convite. Comenzando por el Servicio Departamental de Salud, muchas instituciones han advertido que es peligroso llevarlo adelante en medio de un brote de sarampión, que podría expandirse en las aglomeraciones, pero la Asociación de Fraternidades Folklóricas y Autóctonas de Potosí (Affap) se ha mostrado irreductible: ofrece todas las garantías, incluyendo el préstamo de vallas y letrinas desmontables. Finalmente, luego de prolongada reunión, con cuarto intermedio incluido, solo se logró postergar el primer convite por otra semana.
Pero ese no es el único problema. Desde que la festividad fue inscrita en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, estalló una pugna entre la Affap y la Alcaldía por el control de esa manifestación cultural. Hasta antes de la inscripción, la Alcaldía manejaba todo y se limitaba a convocar a un “comité interinstitucional” para validar sus decisiones, pero ahora existe otra instancia que es el Comité de Salvaguardia, integrado por las instituciones que trabajaron en la declaratoria, y el Ministerio de Culturas la ha reconocido como portavoz válido.
La explicación es sencilla: La Unesco no trata con personas, sino con gobiernos y el de Bolivia ha derivado el manejo de sus patrimonios a su Ministerio de Culturas. Este ministerio reconoce al Comité de Salvaguardia, no al “comité interinstitucional”. Este conflicto no ha podido ser resuelto desde 2024, cuando ya hubo confrontación con el gobierno municipal de Jhonny Llally. De por medio, la pugna se ha llevado por delante a algunos secretarios de cultura.
La Alcaldía es parte del Comité de Salvaguardia, al igual que la Gobernación, pero no quiere supeditarse a esa instancia. La Affap también es parte y su presidente, Santiago Cruz, preside, también a este comité y sobre él pesa la acusación de que tiene un contrato de cinco años con la Cervecería Boliviana Nacional para que esta sea auspiciadora de la festividad. Por su lado, la Alcaldía ha legalizado el auspicio de la Cervecería Nacional Potosí, así que el fondo del conflicto es económico.
El año pasado, el Comité de Salvaguardia actuó institucionalmente, pero su unidad se habría fracturado desde que la Alcaldía resucitó su “comité interinstitucional” para seguir manejando la festividad. Hay instituciones que cuestionan el papel de Santiago Cruz y no apoyan un primer convite que marcó un retroceso al usar la antigua ruta. Para ello, el presidente de la Affap consiguió el respaldo de los vecinos de la calle Chayanta. La Sociedad de Investigación Histórica de Potosí (SIHP), no apoya acciones que dañen el patrimonio del casco histórico, como haría el convite. Esa diferencia de opiniones habría causado roces internos y el presidente del tribunal de honor de la Affap, Jaime Daniel Burgoa, habría cuestionado con malacrianza la posición de la SIHP y amenazado a uno de sus miembros.
El inicio de la vacación de invierno baja la posibilidad de contagios de sarampión, pero el convite motivaría la concentración de personas el próximo fin de semana.
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