Plan de obra
Esta serie es de cuatro artículos, dos escritos por periodistas y dos de predicadores y estudiosos de la Biblia. Ninguno de esos artículos refleja una posición de El Potosí en torno a este tema puesto que este diario se limita a reflejar interpretaciones firmadas por sus autores.
Nuestro propósito es que el lector reciba suficiente información para formarse un criterio propio respecto a la familia de Jesús
José de Nazaret
Juan José Toro Montoya
“El padre de Cristo era José, con el que estaba desposada la Virgen cuando, antes de que convivieran, se halló que había concebido del Espíritu Santo”: eso es lo que escribió Eusebius Pamphili, mejor conocido como Eusebio de Cesarea, en su “Historia Eclesiástica”, tan temprano como en el siglo II.
Entonces, en los primeros años del cristianismo no se discutía tanto sobre el origen divino de Jesús y se lo consideraba hijo de José, el carpintero. No se hablaba de “padre putativo” o adoptivo.
Sin embargo, no todo era tan sencillo en aquellos primeros años. Antes de que los obispos se reunieran en el primer Concilio de Nicea (325 d.C.), y comenzaran a ponerle normas al cristianismo, circularon abundantes escritos que, a partir de aquel sínodo, comenzaron a llamarse apócrifos. Entre ellos figuran evangelios que los obispos simplemente rechazaron por razones que se siguen discutiendo hoy en día.
Y en los escritos apócrifos se puede leer que José tuvo un primer matrimonio con una mujer llamada Melcha, con la que tuvo seis hijos, dos mujeres y cuatro varones, y el menor de todos fue Santiago que, por eso mismo, era considerado “hermano del Señor”. Este vínculo aparece descrito especialmente en el Evangelio de Santiago y es, hasta hoy, una de las razones por las que la veneración a ese apóstol tiene connotaciones distintas a las de los otros discípulos. Recuérdese que Santiago es patrono de España y, por esa vía, llegó a serlo también de varias ciudades de América, incluida Potosí.
Pero, además, ese primer matrimonio de José, y la edad que habría tenido al sacarse con María, refuerzan la teoría de la virginidad de esta última.
Incluso en la “Enciclopedia Católica” de la Agencia Católica de Informaciones (ACI-Prensa) se lee que José tenía 40 años cuando se casó con Melcha y vivió con ella durante 49 años, hasta el fallecimiento de esta última. Un año después de enviudar, se comprometió con María quien, entonces tenía entre 12 a 14 años (¡!). Se había concertado este compromiso con la idea de que el matrimonio iba a ser virginal, pero María apareció embarazada. Eso provocó las dudas de José, quien pensó en abandonarla, pero el ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo que ella había concebido por obra del Espíritu Santo así que, finalmente, se casó con ella y tomó a Jesús como su hijo. Eso lo convierte en un modelo de paternidad y la razón por la que se designó a su fiesta patronal como el Día del Padre.
Al margen de la pedofilia que se puede encontrar en este relato, en él se encuentra explicaciones a los hermanos de Jesús, referidos en algunos pasajes bíblicos, ya que estos serían, en realidad, los hijos de José y también es la base para afirmar que María fue virgen hasta su muerte pues José no pudo tener relaciones con ella, debido a su edad.
PATRONO UNIVERSAL
En su “Nomenclator Sagrado” o “Diccionario abreviado de Todos los Santos del Martirologio Romano”, de 1861, Joaquín Bastús publicó que San José es el “esposo de la Santísima Virgen María, natural según se cree de Nazaret y de oficio carpintero. Murió al parecer antes de principiar Jesús su predicación”.
“El nombre hebreo José significa perfecto”, agrega.
En un anónimo “Martirologio Romano” de 1953 se puede leer que el 19 de marzo se celebra, “en Judea, el dicho tránsito de san José confesor, esposo de la bienaventurada Virgen María; a quien el Sumo Pontífice Pío XI, accediendo a los deseos de todo el Orbe Católico, declaró Patrono de la Iglesia universal”.
Y, finalmente, la figura de San José fue ensalzada definitivamente en 1889, con la encíclica “Quamquam pluries” del Papa León XIII que explica que “las razones por las que el bienaventurado José debe ser considerado especial patrono de la Iglesia, y por las que, a su vez, la Iglesia espera muchísimo de su tutela y patrocinio, nacen principalmente del hecho de que él es el esposo de María y padre putativo de Jesús. De estas fuentes ha manado su dignidad, su santidad, su gloria”.
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