
No existe certeza sobre la fecha de nacimiento de Julián Apaza Nina, que pasó a la historia como Tupaj Katari, debido a que no se ha identificado una fuente documental que lo pruebe de manera contundente. El portal pueblosoriginarios.com es el que da la fecha del 9 de enero de 1750. "La fecha de su nacimiento hasta el momento es desconocida —publicaron María Luisa Soux, Ricardo Asebey y Roger Mamani en 2015—, por las descripciones de la época, se lo identificaba como un hombre de más o menos 30 años al momento de su captura. Es decir que habría nacido alrededor de 1750”.
A pesar de que Segundo T. Maida Rojas dio en 1980 el año de 1740, la mayoría de los autores coincide en señalar en que nació en 1750 y ese es, también, el año que aparece en el Diccionario Histórico de Bolivia, publicado en 2002 por el Grupo de Estudios Históricos (GEH). "No se tienen muchas referencias biográficas sino a partir de su insurgencia", justificó Maida, y la breve referencia del GEH, de no más de una página, parece confirmarlo, pero tanto el trabajo de María Eugenia del Valle de Siles como el de Soux et al demostraron que había más de lo que se había publicado.
“En años anteriores se asumió que fue originario del pueblo de Ayo Ayo y que pasó la mayor parte de su vida en este pueblo como sacristán. Recientemente se ha recuperado a la Comunidad de Sullcawi, como el lugar de origen y se decía que luego se fue a vivir al pueblo antes mencionado, y que incluso había trabajado como panadero en esta localidad”, señalan Soux y los otros añadiendo, de inmediato, que lo del origen ya había sido aclarado por Del Valle en su “Historia de la rebelión de Tupac Catari 1781-1782”: “Acerca de sus orígenes, el propio Julián Apaza dijo: ‘que es natural del pueblo de Sicasica, criado y tributario en el ayllu de Sulcavi, del padrón inferior de forasteros y que su oficio es de viajero de coca y bayeta’”. Este último dato fue extraído por Del Valle del legajo Buenos Aires 319 del Archivo General de Indias.
Su condición de viajero le eximió de las obligaciones que tenían otros indígenas, como la mita, y le permitió recorrer el virreinato del Perú, lo que le habría permitido contactar a José Gabriel Condorcanqui, que se autodenominó Tupaj Amaru II cuando se proclamó descendiente directo del primero de ese nombre, que fue el último inca.
El primer alzamiento indígena, el de Tomás Katari, del 24 de agosto de 1780, y el de Tupaj Amaru II, del 4 de noviembre de 1780, motivaron el de Julián Apaza. El dato aparece en el diario que labró el comandante de armas de La Paz, José Sebastián de Segurola, sobre el sitio que sufrió esa ciudad entre 1781 y 1782 precisamente por las acciones de Apaza:
“Un indio ordinario del pueblo de Ayoayo, provincia de Sicasica, nombrado Julián Apasa, interceptando una correspondencia que tenía el alzado principal, Tupac-Amaru, con el de Chayanta, Catari, se valió de los documentos que contenía, y gobernado, por no saber leer ni escribir, por un cholo de esta ciudad, llamado Bonifacio Chuquimamani, se hizo cabeza principal, denominándose Virey, con el apelativo Tupac-Catari, combinando así los de las cabezas principales de la rebelión, que va dicha”.
Apaza le puso no uno sino dos cercos a La Paz y, por ello, su figura creció a grandes dimensiones, aunque los españoles intentaron minimizarla, calificando sus acciones como grandes pecados.
Su esposa fue Bartolina Sisa Vargas, a la que Nicanor Aranzaes identificó como mestiza, y fue protagonista de la rebelión, al igual que la hermana de Julián, Gregoria Apaza.
Tanto Julián Apaza como su esposa Bartolina Sisa cayeron prisioneros por traiciones de los propios indios. En el caso de Tupaj Katari, el caudillo de Achacachi, Tomás Inga Lipe, trató de retenerlo sin éxito en ese lugar. Lo capturaron el 8 de noviembre de 1781 en Chinchayapampa y lo ajusticiaron en Peñas el 14 del mismo mes. La sentencia del oidor Francisco Thadeo Diez de Medina fue el descuartizamiento, ejecutado bárbaramente con el uso de caballos.
La tradición dice que, antes de morir, pronunció la frase “Volveré y seré millones”, pero no existen pruebas que lo sustenten. Soux et al dicen que “no se sabe a ciencia cierta si Katari habría exclamado esto o cuándo surgió estra tradición”.
..........
Señor Lector, este es solo un reporte. La información completa está en la edición impresa de El Potosí.