Los chuntunquis y wachitoritos, que muchas veces son considerados lo mismo, son bailes tradicionales navideños que son ejecutados particularmente en los Departamentos de Potosí y Chuquisaca. Ambos incluyen idiomas nativos en sus denominaciones, a diferencia de otros como el saltarín, la pascua y lupa. Hasta ahora, la versión prevalente es que se trata de ritmos criollos o mestizos; es decir, el resultado de la mezcla de música europea y de los pueblos prehispánicos.
Desde Chuquisaca, donde el chuntunqui ha sentado carta de ciudadanía, se dice que la base para esos bailes son los villancicos europeos y Atiliano Auza atribuyó la difusión de estos a los jesuitas, en el periodo colonial. Es la versión que manejan investigadores como Javier Loayza y Andrés Caballero, integrantes del grupo Los Runas, que popularizó el wachitorito “Cumpa Juan”.
Pero hubo tiempos en los que estos ritmos no eran tan bien recibidos como hoy, por lo menos no bajo la visión de un periódico potosino que se publicaba hace un siglo.
“El Radical” fue un impreso que se publicó en el periodo 1917-1926. Hacia 1920, era dirigido por Crisólogo Michel y el jefe de redacción era Max Calderón. Como la mayoría de los periódicos de la época, no publicaba crónicas ni notas ampliadas sobre la Navidad, la que era mencionada mayoritariamente de manera referencial.
Con el título de “Los ‘chuntunquis’”, en la página 3 de su edición del 28 de diciembre de 1920, incluye una breve reseña del concierto ofrecido por una banda de música la noche del sábado anterior, que era 25 de diciembre.
La nota decía lo siguiente:
“Nuestra actual banda de música, que en las noches de retreta hace las delicias del público, brindándole momentos agradables y de expansiones primaverales, de cuando en vez se le ocurre obsequiarnos con unos 'extras’ que nos hacen pensar en las épocas del coloniaje o en el paupérrimo nacimiento del Nazareno en la humilde pesebrera de Belén.
“Así pasó la noche del sábado que —como punto final— nos soltó un ‘chuntunqui’ colonial, de esos que hacen brincar hasta a los flemáticos ingleses.
“Señor director de la banda, hay q’ (sic) archivar ya esa clase de música, que está destinada únicamente para las iglesias”.
Como se ve, la publicación da lugar a diversas interpretaciones, aunque es notorio el disgusto del redactor con la iniciativa del director de la banda, a la que no se identifica. ¿Es discriminación frente a ritmos que, desde su nombre, estaban vinculados con las culturas originarias? Por lo menos existe certeza sobre una clara contradicción: la nota admite que los chuntunquis eran alegres, porque “hacen brincar hasta a los flemáticos ingleses”, pero, pese a eso, recomienda que se los deje “únicamente para las iglesias”.
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Señor Lector, este es solo un reporte. La información completa está en la edición impresa de El Potosí.