De acuerdo con una publicación de El Deber, Evo Morales estaba en el hangar presidencial de El Alto cuando conoció el informe preliminar de la auditoría que hizo la Organización de Estados Americanos (OEA) a las elecciones del 20 de octubre. Estaba molesto y no tenía la intención de ceder.
A mediodía del sábado 9 de noviembre convocó al diálogo a los actores políticos y recibió un revés. Ese día no salió de La Paz y se encerró en la residencia presidencial de San Jorge con su entorno. La madrugada siguiente no pudo dormir, ya que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, se negó a suspender la publicación del informe.
La entrada al 10 de noviembre Evo no tenía otra posibilidad. Pasada la medianoche sabía que Almagro no iba a dar ni un paso atrás. Y fue así. El secretario general de la OEA publicó a las 3:00 el informe preliminar que revelaba “irregularidades” en las elecciones del 20 de octubre.
Evo logró hablar con Almagro la tarde del 9 de noviembre, pero no tuvo efecto. Luego, el diplomático ya no quiso atenderlo.
Morales estaba solo en San Jorge, según relata una fuente que trabajó con el exmandatario. No lograba dormir. Su primera comunicación con su entorno ese día fue a las 3:30, aproximadamente. Lo hizo con Álvaro García Linera, que prometió acompañarlo “hasta el final”.
Minutos después, habló con el exministro Manuel Canelas, para que convoque una conferencia. Y eso se refleja en grupos de WhatsApp del anterior Ministerio de Comunicación, que llamaron a la prensa a esa hora de la madrugada.
También se contactó con parte de la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam). Pidió que estén a su lado en la conferencia de prensa para mostrar unidad en los sectores sociales. El entonces presidente había decidido llamar a nuevas elecciones y con un Tribunal Supremo Electoral (TSE) renovado. Sabía que el informe de la OEA era fulminante. Pero dejó algo al aire.
Tenía que asegurar y dejar claro que ni él ni García Linera serían nuevamente candidatos. Incluso, debía anunciar la nueva dupla del MAS, que por ese momento apuntaba a Andrónico Rodríguez y Adriana Salvatierra. No lo hizo. Solo habló de “nuevos actores políticos”.
LA REALIDAD
Las calles pintaban otra cosa. El pedido de renuncia para Morales iba creciendo cada día. El expresidente subestimó el conflicto y pensó solucionarlo. La presidenta del Senado, Eva Copa, reveló que no tuvo contacto con el exmandatario y que tampoco convocó a su bancada.
“Me hubiera gustado comunicarme con ellos para saber qué estaban pasando, era importante que todos estemos informados. Nos ha caído como un balde de agua fría ver que la Policía se amotinó y que los militares pidieran la renuncia a Evo, cuando todos los lunes se reunía con ellos”, lamentó.