El Partido Laborista, liderado por el primer ministro Anthony Albanese, logró este sábado una rotunda victoria en las elecciones de Australia que le asegura mantenerse en el poder los próximos tres años, mientras la oposición conservadora ha sufrido un fuerte varapalo en medio del denominado "efecto Trump".
"Los australianos han elegido enfrentarse a los retos mundiales a la manera australiana, cuidándose unos a otros y construyendo el futuro", dijo eufórico y emocionado Albanese durante un discurso de victoria desde Marrickville, al oeste de Sídney, uno de los feudos de su partido.
Con más del 70 por ciento del voto escrutado, el Partido Laborista se ha asegurado 83 escaños mientras que la coalición conservadora Liberal-Nacional obtiene 35 de una Cámara de Representantes de 150.