
La tensión entre los agricultores franceses y las fuerzas del orden subió un escalón este miércoles, cuando se produjeron los primeros arrestos de campesinos que trataron de entrar en el mercado de abastos de Rungis, considerado una "línea roja" por el Gobierno.
La hasta ahora tregua aparente entre los convoyes de tractores que desde hace una semana bloquean numerosas carreteras y la Policía dio los primeros signos de agotamiento cuando los primeros intentaron asaltar el mayor centro mayorista de Europa, el cordón umbilical de la capital francesa y de buena parte del país.
El prefecto de Policía de París, Laurent Nuñez, indicó que 91 de ellos fueron arrestados por los agentes, que tenían orden expresa del ministro del Interior, Gérald Darmanin, de preservar Rungis, convertido en la línea de fractura de unos y otros.
La tensión ya se percibía desde la mañana de este miércoles. La imagen de tractores apostados cara a cara frente a las tanquetas policiales que vigilaban uno de los puntos de bloqueo de una autopista que conduce a París, auguraba que podían saltar chispas.
Un convoy que había salido el pasado lunes desde Agen, en el sur del país, epicentro de la protesta, con destino a Rungis, se topó con un destacamento policial que lo detuvo sobre un puente en el Loira, a 80 kilómetros de su destino.
Al volante de los tractores iban campesinos del sindicato Coordinación Rural, que aunque no es el más mayoritario sí está siendo el más combativo, y ha sido acusado de cercanía con la extrema derecha del país.
PRIMEROS ARRESTOS
En paralelo se producían los primeros arrestos, quince campesinos que desobedecieron las consignas policiales cerca de Rungis. Más tarde, algunos de ellos, con el sello de la Coordinación Rural, lograron burlar la vigilancia de los agentes e ingresaron a pie en el mercado mayorista, donde dañaron algunos puestos, lo que desembocó en nuevas detenciones.
Por primera vez desde el inicio de las protestas se vieron importantes despliegues de antidisturbios, muy discretos hasta el momento pese a que Interior mantenía movilizados a 15.000 agentes.
Al tiempo, los portavoces del Gobierno, hasta ahora comprensivos con las demandas de los agricultores, comenzaban a elevar el tono y a asegurar que su trabajo, que ha comenzado a dar sus frutos, no tiene el reconocimiento del campo.