Francia vivió ayer su mayor protesta contra una reforma social de las últimas décadas a llamado de los sindicatos, que convocaron nuevas manifestaciones la próxima semana para obligar al Gobierno a abandonar su plan para retrasar la edad de jubilación.
“El Gobierno debe escuchar el rechazo masivo de este proyecto y retirarlo”, dijo Patricia Drevon, sindicalista de FO, tras una reunión de las centrales sindicales, llamando a nuevas protestas la próxima semana, el martes 7 y el sábado 11.
Las dos medidas que cristalizan el descontento son el retraso progresivo hasta 2030 de la edad de jubilación de 62 a 64 años y el adelanto a 2027 de la exigencia de cotizar 43 años --y no 42 como ahora-- para cobrar una pensión completa.
“No quiero trabajar más tiempo, tengo un trabajo duro y ya estaré destrozada a los 62 años”, dijo Sylvie Dieppois, una ayudante de cocina.