
Durante años Murat ha visto cómo las personas LGTB perseguidas en Oriente Medio se refugiaban en su barrio de Estambul, pero ahora, ante la creciente hostilidad del gobierno, este joven homosexual turco solo desea una cosa: irse de Turquía.
“Antes había una ola de odio y después se calmaba. Pero ahora, dura desde hace meses, se está convirtiendo en un tsunami”, afirma suspirando este ingeniero informático de 30 años, mientras da una calada al cigarrillo.
Los discursos homófobos aumentan, se censuran las series con personajes gais, se boicotean las marcas pro-LGTB… La animosidad ha sacudido a esta comunidad y empaña la imagen de un país considerado durante mucho tiempo como un oasis de tolerancia en el mundo musulmán.
Las asociaciones LGTB denuncian una “campaña de odio” del presidente Recep Tayyip Erdogan para que sus votantes conservadores olviden los problemas económicos, pese a que conlleva el riesgo de fomentar la violencia contra una comunidad vulnerable.
La animadversión ha sido clara en las últimas semanas, en medio de manifestaciones estudiantiles de la prestigiosa Universidad Bogazici, en Estambul.
Todo empezó por una obra de arte estudiantil que representa un lugar sagrado del islam envuelto en una bandera con los colores del arcoíris. Las autoridades cerraron a principios de febrero el club LGTB del establecimiento, que niega estar implicado.
El ministro del Interior, Süleyman Soylu, tildó a las personas LGTB de “degeneradas” y Erdogan dijo que no hay que escuchar a “estas lesbianas, o lo que sea”. “LGTB, no existe tal cosa”, declaró el 3 de febrero durante un discurso transmitido por televisión.
“Un juego peligroso”
El gobierno lanzó “una campaña de odio contra los LGTB” para desacreditar las manifestaciones estudiantiles, estima Can Candan, un documentalista y profesor de Bogazici que asesoraba al club prohibido.
“Pero es un juego extremadamente peligroso, porque los discursos de odio provocan crímenes de odio”, afirma.
“En la calle, la gente ya no nos mira solo como diferentes u originales, sino como a traidores a la nación”, abunda Alaz Ada Yener, quien milita en la asociación de defensa de los derechos LGTB LambdaEstambul y se define como no binario.
“Aquellos que vayan a cometer un crimen contra personas LGTB pensarán que tienen a las autoridades de su lado”, añade Alaz.
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