
Varios miles de estudiantes de secundaria se reunieron el sábado en el centro de Bangkok para pedir una reforma del sistema escolar y apoyar a los manifestantes que reclaman la dimisión del primer ministro y una reforma de la monarquía.
Alentados por el movimiento pro-democracia que sacude a Tailandia desde el verano boreal, estos jóvenes organizaron su propio grupo, los “Bad Students” (Malos estudiantes).
Reforma de los programas, flexibilización de las normas, igualdad, derecho a la palabra: sus reivindicaciones socavan todos los pilares de la educación.
En la escuela, “nos dicen qué aprender, cómo vestirnos, nunca debemos hacer preguntas”, lamenta Pung, de 15 años.
En Tailandia, los libros de texto no mencionan muchos de los disturbios políticos de las últimas décadas, centrándose en la vida de los monarcas.
Los establecimientos siguen normas de vestimenta muy estrictas, coleta y cinta en el pelo obligatoria para las niñas y corte de cabello militar para los niños.
Muchos jóvenes también hacen referencia la importancia de la igualdad entre los géneros. “La escuela no es un lugar seguro” para las niñas, escribió en un letrero una estudiante de secundaria, con la boca amordazada con cinta adhesiva, en señal de protesta.
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