
El Papa Francisco partió ayer de Panamá tras cerrar una Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en la que llamó a cuestionar, a evitar las etiquetas, y pidió a los obispos centroamericanos estar cerca del sufrimiento de la gente en esta región, abatida por la violencia y la pobreza.
Francisco fue despedido en el aeropuerto internacional de Tocumen con acto oficial encabezado por el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, y su esposa,Lorena Castill.