Equipos de rescate con buzos de varios países lograron "lo imposible" en Tailandia al rescatar con vida a los 12 niños y al entrenador que quedaron atrapados en una cueva del norte del país el 23 de junio.
Cuatro de los escolares salieron de la cueva el domingo 8, otros cuatro el lunes 9 y el resto lo hizo ayer.
Ekapol Chantawong, el entrenador de los menores, que tienen entre 11 y los 16 años y juegan en el equipo juvenil de fútbol "jabatos salvajes", fue el último en abandonar la caverna. "Hicimos posible lo imposible", anunció entre aplausos Narongsak Ossottanakorn, portavoz oficial de la misión, a periodistas de todo el mundo congregados en el lugar de los hechos, que también celebraron el paso del helicóptero que trasladaba a Ekapol hasta el hospital provincial de Chiang Rai, donde se reunirá con el resto.
"Tuve mucho miedo cuando supe lo sucedido, pero ahora mismo tengo una alegría que no puedo describir", señaló con amplia sonrisa la tailandesa Amporn Srivichai, tía del entrenador. El país entero ha seguido minuto a minuto el desarrollo del rescate con la esperanza puesta en que el grupo saliera con vida del interior de la montaña, como finalmente sucedió.
Los 13 integrantes de la escuadra juvenil permanecerán durante, al menos, una semana en cuarentena en el hospital provincial de Chiang Rai para someterse a un completo chequeo de salud y reponerse.
No obstante, los médicos permitieron anoche, como una medida excepcional, que los familiares puedan abrazar a los rescatados. Hasta ahora habían tenido que verlos a través de un cristal porque, tras más de dos semanas atrapados en la cueva, se encuentran con las defensas bajas y pueden enfermar con facilidad.
Después de que los últimos cinco rescatados abandonaron la cueva, salieron también un doctor y tres miembros de la Marina que habían permanecido siete días con el grupo en tareas de asistencia médica y psicológica.