
Alrededor de 300.000 personas, según la emisora pública TVR, salieron a manifestarse ayer en Rumanía contra la despenalización parcial de los delitos de corrupción aprobada por el Gobierno socialdemócrata, en lo que es ya la oleada de protestas más importante desde la caída del comunismo.
Unas 150.00 personas se han congregado en la Plaza Victoria de Bucarest, donde se halla la sede del Gobierno, otras 40.000 personas en Cluj-Napoca, la segunda ciudad del país; 25.000 más han salido a la calle en Timisoara y 20.000 en Sibiu, además de varios miles en Brasov, Iasi y otras ciudades.
El número de manifestantes no ha dejado de crecer desde que arrancó la protesta cuando sólo unas 3.000 personas se congregaban en la Plaza Victoria.
Gritos de "vergüenza", "no legalicen el robo" o "no destrocen Rumanía" se escuchaban entre los manifestantes, en la cuarta jornada consecutiva de protestas desde que el Ejecutivo aprobara el martes por la vía de urgencia un decreto que despenaliza los casos de corrupción si causan pérdidas al Estado por un coste inferior a los 44.000 euros.
Aunque la presencia policial es considerable en la Plaza Victoria, la protestas se desarrollaron sin incidentes e incluso hay grupos de manifestantes que se han organizado para limpiar el lugar.
"Espero que la presión de la calle haga retroceder al Gobierno para que retire el decreto y la lucha contra la corrupción continúe", explicó a EFE Ana Nedelea, una de las manifestantes.
"No podemos dejar que se rían de nosotros mientras hacen leyes para los propios políticos", prosiguió esta traductora de 37 años. "Nos están desafiando. A pesar del ruido que estamos haciendo, nos ignoran", lamentó a EFE Daniel Arvinte, un mecánico de 54 años que acudió a la marcha, como muchos otros, con una vuvuzela, las ruidosas trompetas que se hicieron famosas en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica.