
Antes de su recuperación, la tensión en el norte de Potosí había escalado a niveles alarmantes. Llallagua, una ciudad históricamente minera, estuvo acorralado por evistas vinculados al narcotráfico que utilizaron a francotiradores para atacar a las fuerzas del orden, en un plan deliberado para generar violencia, muerte y desestabilización política.
“Nos hemos encontrado con grupos organizados, quienes han empleado violencia extrema, dinamita, pedradas y, por último, armas de fuego empleadas por francotiradores (…). Las finalidades de estos asesinatos, son indudablemente políticas, económicas y en el caso puntual de Llallagua vinculadas al narcotráfico”, denunció el viceministro de Régimen Interior y Policía, Jhonny Aguilera.
Las autopsias revelaron que los policías recibieron impactos en órganos vitales, lo que —según el Gobierno— confirma la planificación y letalidad del ataque. Aguilera indicó que se cuenta con evidencia material y videos que identifican a los autores.
El viceministro aseguró que estas acciones no buscan solo frenar operativos policiales, sino desestabilizar el país. “Estos grupos están ligados al narcotráfico y tienen como objetivo sembrar caos, sabotear las elecciones del 17 y generar miedo entre la población”, agregó.
En esa línea, el comandante general de la Policía Boliviana, el potosino Augusto Russo, respaldó la versión del viceministro y remarcó que “si se transgrede la norma y se cometen delitos, tienen que ser atendidos por las instancias correspondientes”. Aseguró además que la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) acompaña los operativos en la región.
El lugar denominado “México Chico (en el municipio de Challapata) es ya considerado una zona roja. Se tiene información clara de que ahí operan fábricas ilegales de droga”, sostuvo Russo, al recalcar que la intervención policial se realiza con equipos autorizados y en el marco de la legalidad.
Aguilera calificó los hechos de Llallagua como un acto criminal y reiteró que la intervención policial busca restablecer el orden. “Nuestra labor no es reprimir, es devolver la paz”, subrayó.
El viceministro destacó que la labor policial no es en un acto de represión, sino un esfuerzo legítimo para devolver la paz y garantizar el libre tránsito en Bolivia. Resaltó también la colaboración de la comunidad de Llallagua, que permitió el ingreso de las fuerzas del orden.
Piden estado de sitio en llallagua, bastión chullpa alineado con Evo
“La sangre ha llegado al río”, sentenció Alberto Pérez Ramos, presidente del Comité Cívico Potosinista (Comcipo), al exigir al gobernador Marco Copa que tramite la declaratoria de estado de excepción o estado de sitio en el norte de Potosí, ante el nivel de violencia, armamento y descontrol que impera en el municipio de Llallagua.
Pérez asegura que ya no es momento de buscar una negociación o diálogo. Según el dirigente, la zona conocida como “México Chico” se ha convertido en un territorio sin ley, donde proliferan las armas y “campea el narcotráfico”.
A juicio de Pérez, las movilizaciones en esa región no responden a demandas sociales legítimas. “Para los bloqueadores, la falta de combustible o el alza de precios en la canasta familiar son solo un pantallazo”, afirmó.
El líder cívico responsabilizó directamente al expresidente Evo Morales de la convulsión social. “Lo que buscan es habilitar al señor Evo Morales”, señaló, recordando que el exmandatario permanece atrincherado en el Chapare.
Por su parte, el diputado de Comunidad Ciudadana Juan José Torres solicitó al Gobierno central declarar estado de excepción en Llallagua, donde —según denunció— opera un grupo irregular armado desde las serranías.
“El pedido ya fue hecho al presidente Luis Arce. Es urgente proteger a los ciudadanos y restaurar el orden”, declaró Torres, quien también planteó que se emita un decreto similar para otras regiones conflictivas como Cochabamba.
Despejan bloqueos en la carretera hacia Llallagua
Un enorme contingente de policías y militares fue desplazado ayer desde la población orureña de Huanuni hacia Llallagua, población que estuvo bloqueada por los leales a Evo Morales por 11 días.
El convoy de motorizados contemplaba vagonetas, camionetas, buses y vehículos de asalto militar y se desplazó lentamente, como una serpiente plateada, rumbo a la población donde en pasadas horas se produjo la muerte de tres policías en manos de grupos radicales del “evismo”.
Equipos pesados limpiaban la carretera para dar paso a los motorizados que inicialmente llegaron al punto de bloqueo de Aguas Calientes en el cual no encontraron la respuesta violenta de pasados días.