El Ministerio Público ha encendido las alarmas ante la descontrolada ola de violaciones que golpea a Potosí, con más de 500 casos denunciados este año. Las principales víctimas de esta epidemia de violencia sexual son menores de edad, y lo más escalofriante es que los agresores, en la mayoría de los casos, provienen del círculo familiar más cercano.
La fiscal departamental de Potosí, Roxana Choque, alertó sobre la magnitud de este flagelo que parece no tener freno y pidió con urgencia la implementación de políticas preventivas para contener la creciente ola de abusos sexuales.
“Estamos enfrentando una situación incontrolable”, declaró Choque, al señalar que la mayoría de los crímenes ocurren en la capital del Departamento, un lugar donde las cifras continúan escalando.
Los acusados en estos casos incluyen padres biológicos, padrastros, tíos, primos, hermanos e incluso profesores, lo que pone en evidencia que los depredadores sexuales están, a menudo, dentro del entorno que debería ofrecer mayor protección a los menores. Esta ola de violaciones ha dejado a su paso un rastro de dolor y cicatrices imborrables en las víctimas.
“Son vidas las que se destruyen para siempre”, subrayó Choque con profunda indignación, refiriéndose a las heridas emocionales y psicológicas que dejan estos ataques, que incluyen violaciones, estupros y otros actos de violencia sexual.