Estuvo en la cárcel, con sentencia ejecutoriada, y salió libre bajo el beneficio de “redención”; luego fue imputado por otro delito, lesiones graves y leves, pero el juez le permitió defenderse en libertad. Se llama David Jesús Salvatierra Mamani, un hombre violento que el jueves 4 de enero de 2023 liberó su ira y apuñaló a dos personas en la calle, causándoles la muerte.
Su caso es otra muestra de la irracionalidad que caracteriza a la justicia boliviana ya que Salvatierra es un antisocial, puesto que fue sentenciado por robo agravado el 2 de marzo de 2019. Dejó la cárcel bajo la figura de “redención”, pero solo para volver a delinquir. El 23 de noviembre fue acusado por lesiones graves y leves y, pese a sus antecedentes, no le dieron detención preventiva. Pese a su peligrosidad, siguió en las calles, ingresaba a locales en los que consumía bebidas alcohólicas y amenazaba a la gente, presumiendo de que ya estuvo en la cárcel. No le frenaron, así que, sintiéndose intocable, el 4 de enero salió a la calle, presumiblemente enajenado, y atacó a un joven minero de 30 años al que apuñaló sin motivo alguno.
Se fue del lugar sin que nadie lo detenga, así que, más tarde, y no lejos del lugar del primer ataque, atacó a otro, también a puñaladas. Finalmente, la policía lo detuvo, pero tuvo que esforzarse ya que David Salvatierra se enfrentó a los uniformados son su cuchillo y estuvo a punto de herirlos.
Antisocial declarado, porque tiene sentencia, recorría libremente las calles, delinquiendo, y mató a dos personas. Mientras, en la Paz, un preso político, Marcel Rivas, ya lleva casi cuatro años detenido, sin juicio ni sentencia.
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