
La futbolista española Jenni Hermoso declaró que se sintió violentada y poco respetada tras el beso no consentido que le dio Luis Rubiales, expresidente de la RFEF, al ganar el Mundial. Negó haber aprobado el gesto y aseguró que, aunque hubiese escuchado la supuesta petición de Rubiales para darle “un piquito”, tampoco habría consentido.
Hermoso explicó que aquel beso cambió su vida de inmediato, impidiéndole disfrutar plenamente del triunfo. También señaló que la presión mediática tras el incidente fue abrumadora, lo que la llevó a sentirse más tranquila viviendo en México.
Durante el juicio, la jugadora reiteró que desde el primer momento quiso denunciar lo sucedido y negó haber sido coaccionada para hacerlo.