
Ni el Manchester City ni el United reencuentran el camino de su historia, entre la tormenta y sin solución en el actual curso, enfrentados a la realidad de derrotas tan dañinas como el 5-1 del equipo de Pep Guardiola contra el Arsenal o el 0-2 del conjunto de Rubén Amorim, decimotercero en la clasificación, con el Crystal Palace en Old Trafford.
Mientras el Arsenal se confirma como única alternativa al liderato del Liverpool en Inglaterra, con seis puntos de ventaja, el Bayern Múnich mantiene la misma diferencia sobre el Bayer Leverkusen en Alemania, el París Saint Germain -lanzado por la eclosión goleadora de Ousmane Dembele- es cada vez más líder en Francia y el Nápoles consolida la cima en Italia, ya sin estar pendiente del resultado del encuentro pendiente del Inter de Milán.
“Mi orgullo está herido. Lo siento por los aficionados que han viajado. Los últimos 30 minutos son inaceptables. Como colectivo, no somos nosotros”, lamentó John Stones, defensa del Manchester City, después del batacazo en el estadio Emirates contra el Arsenal, que puso fin a la aparente reacción del equipo celeste. No es real. Todavía sigue en crisis.
No hay otra forma de comprender su momento. La derrota en Londres expresó todas las facilidades defensivas que evidencia el City, pero también su descontrol de los partidos, su confianza dañada, la esporádica aparición de su goleador, Erling Haaland, del que depende indudablemente, más aún en estos tiempos, y su incapacidad constante de reacción.