Barcelona dejó vivo a Lyon en la ida de los octavos de final de la Champions (0-0) y evidenció su falta de gol frente a un rival que plantó cara en el primer tiempo, pero que estuvo a merced de los azulgranas en el segundo, cuando los de Ernesto Valverde asediaron la meta de los franceses.
Todo se decidirá en el "Camp Nou", en un partido en el que a los azulgranas les faltó precisión y puntería. Mereció más el conjunto catalán, pero Lyon, un equipo alegre, también tuvo sus opciones, especialmente en el primer tiempo.
Advirtió a su equipo de que tenía que salir con la guardia alta y Ernesto Valverde mandó una señal desde la alineación. Puso a Sergi Roberto como centrocampista, en lugar de Arturo Vidal, y Barcelona jugó con su esencia, a controlar el partido, presionando arriba y a forzar las pérdidas del rival.
Pero, Lyon es uno de los representantes de los jóvenes equipos europeos, un Ajax a la francesa, un conjunto con una baja media de edad y que por lo tanto juega con descaro, sin miedos, tiene recursos y es capaz de ponerle las cosas difíciles a cualquiera, como demostró ayer con el Barza.