Uruguay, con tanta eficacia como convencimiento, desnudó los problemas de la selección rusa y logró una cómoda victoria (3-0) que le envía a Sochi, donde jugará los octavos de final como líder del grupo A.
Todo cambió en el partido decisivo. Si en los dos primeros encuentros Rusia se había envuelto en goles para provocar la euforia de su afición y Uruguay había despertado dudas por sus problemas para anotar, en el momento de la verdad La Celeste hizo una exhibición de jerarquía, dominó todas las facetas del juego y sentenció la victoria en la primera parte.
Una buena noticia para los de Tabárez, lanzados a por récords (tercera clasificación consecutiva a la segunda ronda, tres victorias en la primera fase e imbatidos), porque el técnico introdujo además cuatro cambios respecto al anterior partido y estos respondieron a la perfección.
Fue solvente Sebastián Coates, sustituto de Josema Giménez, Nandez aburrió a Denis Cheryshev, de Diego Lasalt partió el segundo gol y Lucas Torreira mandó en el centro del campo.