
Irreconocible, desdibujada, apagada de principio a fin, sin casi ocasiones, con un empate en el minuto 91 de Iago Aspas (2-2) contra una selección eliminada ya del Mundial como Marruecos, España sobrevivió en Rusia 2018 mientras bordeó el fracaso y se encontró, de repente, la primera posición.
La logró de rebote, por un gol de Irán en el minuto 93 frente a Portugal; un objetivo cumplido que no mereció. La meta final va mucho más allá, al título que se definirá el 15 de julio, una utopía con partidos como el de ayer de España, que ya sabe rival, fecha, hora y lugar para octavos: Rusia, 1 de julio, en Moscú.
Mientras Hierro mantiene muy definida su estructura base de la selección, con sólo retoques en tres partidos, porque de ahí no se mueven ni De Gea ni Carvajal ni Ramos ni Piqué ni Jordi Alba ni Sergio Busquets ni Silva ni Isco ni Iniesta ni Diego Costa y ahí ayer apareció de repente Thiago –no hizo ni un solo cambio hasta el minuto 74 del duelo–, el equipo aún juega sobre el alambre.